Muy buen espectáculo
"Las Bodas de Figaro" en Milán
Teatro Alla Scala
Sábado 30 de septiembre de 2023
Escribe: Graciela Morgenstern
Fotos: Teatro Alla Scala
“Las Bodas de Fígaro” , de Wolfgang Amadeus Mozart
Libreto: Lorenzo Da Ponte
Elenco: Ildebrando D’Arcangelo, Olga Bezsmertna, Benedetta Torre, Luca Micheletti, Svetlina Stoyanova, Rachel Frenkel, Andrea Concetti, Matteo Falcier, Paolo Nevi, Mariya Taniguchi, Lodovico Filippo Ravizza, Silvia Spruzzola, Romina Tomasoni
Coro y Orquesta Teatro Alla Scala
Director del Coro: Giorgio Martano
Régie: Giorgio Strehler, repuesta por Marina Bianchi
Escenografía: Ezio Frigerio Vestuario: Franca Squarciapino
Iluminación: Marco Filibeck
Coreografía: Frederic Olivieri
Director musical: Andrés Orozco-Estrada
Obra maestra que integra la trilogía Da Ponte, junto a Cosi fan tutte y Don Giovanni, Las bodas de Figaro toma como sustento literario la pieza de Pierre Caron de Beaumarchais, que Lorenzo Da Ponte transformó en un libreto que echa una profunda mirada crítica a la burguesía decadente de la Europa de fines de 1700. Su estreno mundial fue en Viena, el 1 de mayo de 1786.
Mozart aprovechó la filosa palabra del escritor para componer una ópera que traza un sutil corte longitudinal en las relaciones humanas de vísperas de la Revolución Francesa. Los signos de la decadencia moral estaban enquistados y sólo necesitaban un estímulo para estallar, en una suerte de locura de los sentidos. Se trata de una comedia de costumbres basada formalmente en el teatro de enredo con vivas situaciones y personajes bien caracterizados. Para esta comedia, Mozart compuso una partitura elegante y luminosa, con un constante equilibrio entre gracia y picardía, chispa y sensibilidad.
La versión que presentó el Teatro Alla Scala resaltó los aspectos más graciosos de la obra y resultó muy entretenida y de muy buen nivel artístico.
La puesta en escena histórica de Giorgio Strehler, repuesta por Marina Bianchi, tuvo dinamismo y los humores subyacentes fueron debidamente explotados y la psicología de los personajes estuvo bien delineada, con una marcación impecable. La escenografía de Ezio Frigerio fue bella y adecuada; siempre brindó la intimidad necesaria para la mayoría de las escenas. La iluminación resultó un poco escasa en algunas escenas y el vestuario correspondió a la época aludida y resultó muy agradable. Fue singularmente satisfactorio ver una ópera tradicional con una puesta en escena tradicional, que ayudaba a los nuevos públicos a comprender la obra, sin necesidad de adivinar lo que sucedía sobre el escenario.
En tanto, la excelente batuta de Andrés Orozco-Estrada estuvo compenetrada con la partitura, con tiempos y temperamentos precisos, ajuste perfecto entre foso y escenario, logrando una versión chispeante, sin por eso dejar de resaltar los momentos más líricos de la misma.
Con voz de timbre grato y homogéneo, rotundez vocal y notable caudal sonoro Luca Micheletti se movió con suficiente soltura en el papel de Fígaro. Cantó con notoria convicción y buen fraseo. Seguro en su personaje, eje central de toda acción, presentó un Fígaro de óptimo nivel de principio a fin.
Benedetta Torre fue una Susanna de voz fresca y de timbre cristalino. Puso chispa y empeño a su personaje, muy bien construido, tanto en lo vocal como en lo actoral. Desplegó todas sus bondades técnicas, especialmente en su aria del último acto.
También se destacó el Cherubino de Svetlina Stoyanova, quien se desempeñó con buena línea de canto y musicalidad. Demostró un buen manejo de su voz en la realización de matices y actuó con naturalidad y desenvoltura. Sus dos arias, “Non só piú” y “Voi che sapete” fueron muy expresivas.
El Conde de Almaviva encontró en Ildebrando D’Arcangelo un intérprete genuino de gran nivel, ajustado al estilo, con voz pareja en toda su extensión y sobresaliente en lo actoral. Dio especial relieve al personaje.
En cambio, no conformó la actuación de Olga Bezsmertna. Se puede decir que su Rosina, la Condesa de Almaviva., fue apenas correcta. Su canto carecía del peso vocal que la parte requiere y resultó un tanto anodino. Su aria “Porgi amore” fue apenas apludida y “Dove sono”, fue chistada y abucheada por el exigente público milanés que colmaba la sala.
Rachel Frenkel desarrolló una buena labor como Marcellina, mientras que Andrea Concetti como el Doctor Bartolo, fue más convincente actoralmente que vocalmente y Matteo Falcier fue un digno intérprete de Don Basilio. Mariya Taniguchi dio frescura al aria de Barbarina y el resto del elenco cumplió una buena labor.
El Coro del Teatro Alla Scala, bajo las órdenes de Giorgio Martano fue eficaz en sus intervenciones.
En general, una muy buena versión, en el marco de un teatro con la tradición de La Scala, donde siempre es un privilegio poder ver sus espectáculos.
CALIFICACION: MUY BUENO