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Lehar – La viuda alegre

 

Teatro Colon –

Jueves 28 de septiembre de 2023

 

Escribe: Roberto Falcone

Fotografias: Prensa Teatro Colón - M. Parpagnoli, A. Colombaroli

 

 

Con una producción del Teatro del Teatro La Fenice de Venecia, en coproducción con la Fundación del Teatro Dell’Opera di Roma, el Teatro Colon sube a escena la magnífica obra de Franz Lehar “La viuda alegre”.

 

Si algo salva a esta nueva producción de “La viuda alegre”, es el elenco de cantantes, quienes por otra parte han debido sufrir, como viene ocurriendo últimamente con las puestas en escena que presenta el Teatro Colon, una escenografía abierta, al extremo de que sus voces se pierdan con la apertura del escenario. Con solo mencionar el caso de Carla Filipcic Holm, de quien nadie puede poner en duda sus cualidades vocales y el caudal de su voz, se demuestra claramente que esta tendencia de abrir el escenario sin ningún tipo de protección acústica para las voces, hace desmerecer las cualidades vocales de los intérpretes.

 

En el caso de Filipcic Holm quien estuvo estupenda vocal y escénicamente, apenas podía escucharse la “Canción de Vilia”, que se cantó desde una posición lejana a la boca del escenario, perjudicando su estupendo trabajo vocal.

 

Rafael Fingerlos posee una bella voz baritonal y fue muy solvente en la interpretación del rol del Conde Danilo.

 

Gran trabajo del tenor Galeano Salas, a quien ya conocimos en el Colon por su participación como Rodolfo en La Boheme del 2022. Buena línea de canto, bella voz y facilidad en la zona aguda.

 

La Valencienne, de Ruth Iniesta, fue muy bien actuada y cantada de acuerdo a las características que la reggie pretendió imponerle a su personaje.

 

Rutinaria dirección del Maestro Jan Latham Koening, quien además permitió introducir elementos impensados por Lehar en la partitura, como un grupo musical con bandoneón y batería incluidos para interpretar las danzas folklóricas.

 

En la nota publicada en el programa de mano y firmada por el Director escénico Damiano Micheletto, este afirma que “La embajada (donde transcurre el primer acto de la obra), es un lugar anónimo que no inspira fantasía”. Debe ser por este personal razonamiento, que el Sr. Micheletto traslada la acción a un Banco; seguramente un lugar “lleno” de fantasías; comparable a Disneyworld. Es extraño, porque después de 118 años de éxito de esta partitura, alguien viene a descubrir que Lehar estaba equivocado en la ambientación de su obra.

 

De ahí en más, las vicisitudes de La viuda alegre trascurren, no para salvar al país Montenegro de la bancarrota, sino para salvar al Banco Montenegro, de la bancarrota.

 

Por otro lado, se convierte al personaje de Nyegus, (originalmente, secretario de la Embajada), en una especia de “Hada Madrina”, que con un abanico y “polvos mágicos”, interviene en la relación de las parejas protagónicas.

 

En definitiva, una puesta caprichosa y por momentos ridícula que desmerece todo el sentido, la ambientación y el glamour que La viuda alegre, compuesta por Franz Lahar, Victor León y Leo Stein le dieron a esta obra maravillosa y que lleva desde 1905, 118 años de éxito a pesar de estos pretendidos coautores sin talento.

 

Roberto Falcone

 

 

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