“Il Trovatore en el Teatro Colón”
Un espacio vacío donde resuenan grandes voces
Teatro Colón
Martes 15 de agosto de 2023
Escribe: Alejandro A. Domínguez Benavides
Fotos: Máximo Parpagnoli
“Il Trovatore”, de Giuseppe Verdi
Libreto: Salvatore Cammaran
Elenco: Anna Netrebko, Yusif Eyvazov, Fabián Veloz, Olesya Petrova, Fernando Radó, María Belén Rivarola, Santiago Martínez, Sergio Wamba y Cristian Taleb
Coro Estable del teatro Colón
Director del Coro: Miguel Martínez
Orquesta Estable del Teatro Colón
Iluminación: Rubén Conde
Concepto escénico: Gabriel Caputo
Puesta en espacio: Marina Mora
Director de orquesta: Giacomo Sagripanti
Calificación: Muy bueno
¿La austeridad ha llegado al Teatro Colón? ¿O la presentación semi montada obedeció a otras razones? Lo cierto es que el espacio vacío -apenas importunado por unas ruinas circulares de bicicletería colgadas en el techo- puso a prueba, como en Anna Bolena, a la actuación y a las voces como eje central de la ópera.
Nos apenó que en una función rutilante con la presencia, nada menos, que de Anna Netrebko no hayamos tenido la ocasión de ver un Trovatore, comme il faut, con vestuario y escenografía, pero a su vez nos consolamos, que dentro de todo, la puesta estuvo entre la majestuosa de Franco Zeffirelli de 2019, en la Arena de Verona, donde la soprano también compartió el escenario con Eyvazov y la versión para concierto en el Liceu de Barcelona, donde fue reemplazada por Rachel Willis-Sørensen en plena pandemia de Covid 19, en enero de 2021, concebida como si fuese un oratorio de Haendel.
Desde su entrada en escena la excepcionalidad de este Trovatore estuvo centrada en Anna Netrebko, carismática desde los primeros pasos, estuvimos en la segunda función, su voz lució en todo su esplendor. Impacta la musicalidad de su canto -sin perjuicio de que en algunas notas advertimos cierta oscuridad en la zona baja por supuesto menos brillante que sus superlativos agudos y sus exquisitos graves- la soprano ofreció momentos de técnica refinada, dominio completo del fiato, de los pianissimo y del legato. La interpretación de D’amor sull'ali rosee fue memorable, en el final del último acto (soberbio el pianissimo).
Además, hizo gala de su presencia escénica que atrae y subyuga, trazó el perfil psicológico de una Leonora fuerte, sensual, una mujer decidida en su deseo por Manrico, interpretado por su marido Yusif Eyvazov , la afinidad y complicidad de la pareja en duetos de amor es palpable.
Eyvazov posee una dicción italiana muy clara, excelente entonación y fraseo pero a su voz le falta esa heroicidad de los tenores verdianos. No obstante, tuvo buenos momentos, la interpretación de la romanza de amor entre bastidores en el primer acto y sobre todo, en el tercero, con un ¡Ah! sì, ben mio coll'essere , que precedió a una aceptable Di quella Pira, la esperada cabaletta, que no emocionó demasiado al público.
El Conde de Luna estuvo interpretado con seguridad, Fabian Veloz, lució su bello timbre de barítono, perfecta entonación y dicción, no pudimos disfrutar de sus dotes actorales, limitado por las exigencias de la puesta, no obstante, logró componer un personaje sólido provisto de técnica, sin descuidar la emoción, interpretó, entre sus variadas intervenciones, una versión ejemplar, en el segundo acto, del aria Il balen del suo sorriso.
La mezzosoprano Olesya Petrova fue rotunda en su composición de la gitana Azucena, calidad y belleza vocal, dueña de un fuerte temperamento capaz de dominar a este personaje clave en el repertorio dramático verdiano, le sobró profundidad, sobre todo en el registro medio, y dotó a su personaje de una fuerza iracunda en la interpretación.
Finalmente, el bajo Fernando Radó fue un Ferrando apropiado y bien construido vocalmente y la soprano María Belén Rivarola interpretó con soltura y delicadeza el papel de Inés, la confidente, la amiga de Leonora con buena voz energía y compenetración actoral.
Santiago Martínez, Sergio Wamba y Cristian Taleb cumplieron una actuación destacada y como se dice por ahí para hacer Trovatore se necesita llamar a los mejores cantantes y ellos fueron convocados.
El Coro Estable, como siempre brindo un sonido compacto y preciso desde el principio hasta el final. El Miserere del último acto fue realmente conmovedor. La Dirección del maestro Giacomo Sagripanti fue medida y elegante, al servicio del canto.
