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El estreno de “Secretos del árbol”, ópera argentina.

 

Usina del Arte

Lunes 19 de Junio de 2023.

 

Escribe: Osvaldo Andreoli.

Fotos: Liliana Morsia

 

 

COMPLICIDAD DE MUJERES EN ÓPERA INCLUSIVA

 

Secretos del árbol (ópera en dos actos). Producción: Lírica Lado B. Libreto y música: María Suárez. Dirección musical: Lucía Zicos. Dirección escénica: Ximena Belgrano Rawson. Escenografía e iluminación: Rodrigo Parise. Vestuario: María Josefina Vecchietti. Elenco: Laura Polverini (Alma/Alma del árbol), Fermin Prieto (Amadeo Zorzal), Alejandra Malvino (Terapeuta/Guardiana del agua), Rocío Arbizu (Irene), Augusto Nureña (Padre de Alma), Rocío Giordano (Madre de Alma). Coro conducido por Ricardo Gonzalez Dorrego.

 

SECRETOS DEL ÁRBOL es un estreno de María Suárez, ganadora del premio “Compositoras iberoamericanas 2020”. Reúne a Lucía Zicos en la dirección musical y a Ximena Belgrano Rawson en la dirección escénica, junto al aporte vocal encabezado por Laura Polverini y Fermín Prieto.

 

Presenta un romance que vence la discapacidad física, inspirado en la perseverancia de la hija de la compositora. En el ámbito editorial de la moda, el jefe siente atracción súbita por una empleada. Historia de amor entre Amadeo y Alma, una mujer en silla de ruedas. Ellos deben enfrentar el miedo y el prejuicio. El conflicto se sitúa tanto en el mundo de la vigilia como en el onírico. Los símbolos del pájaro y el árbol se revelan en un ritual de identificación con la naturaleza.

El melodismo de la partitura conjuga aspectos de la ópera italiana y francesa. Arias, dúos, conjuntos y coros, se combinan con pasajes de incertidumbre impresionista o disonancias que acentúan las tensiones. Un concertante final reúne aciertos del conjunto escénico y musical.

 

Los momentos cantados alternan con otros hablados, típicos del singspiel. Las situaciones cotidianas contrastan con otras imaginarias, que corresponden a los sueños y pesadillas de Amadeo.

 

IMPRESIONES DIRECTAS

 

La orquesta de cámara se ubicó a la derecha del escenario, dejando un amplio espacio para el despliegue y la acción de los cantantes.

 

El melodismo inicial se combina con verdes imágenes del bosque proyectadas como gigantografías. Inmediatamente irrumpe un coro de cazadores de pájaros. Entre ellos, en la penumbra, está Amadeo.

 

Altas luminarias desde foro enfocan el proscenio; crean una franja azul que oculta los cambios en la oscuridad. El movimiento de luces asegura la continuidad del espectáculo.

 

A media altura aparece el rostro de la guardiana del lago, enmarcado por un aro luminoso, con efectos giratorios celestes. La mezzosoprano Alejandra Malvino canta con solvencia. Proyecta su voz en las partes habladas, cuando también encarna a la sicóloga de Amadeo.

 

Las melodías en las cuerdas y los vientos pronto es contrastada por el coro. El suspenso de los interrogantes musicales alterna con las cadencias del melos.

 

Los acordes disonantes del piano y un ostinato acompañan la escena del acoso laboral. Glisandos y armonías errantes de los violoncelos, ad libitum, climas de tensión.

 

En la oficina Alma trata de acomodarse con su silla de ruedas. El comentario musical describe las circunstancias al modo pucciniano, dando pautas para movimientos estrictos, desplazamientos y acciones. Se advierte un trabajo minucioso, conjunto. Aparece el rol de la marcación de gestos y actitudes por parte de la directora de escena. La concreción denota un trabajo de teatro musical mancomunado.

 

Dentro de la riqueza tímbrica se destaca la presencia del arpa y un pasaje del fagot. Y los sonidos percusivos de semillas dando un clima telúrico y originario. Amadeo desciende a su propio infierno. Las Invocaciones del coro anuncian un ritual de sanación junto a la guardiana del agua. Ceremonia chamánica.

 

La dirección musical asegura la marcación de los tiempos y las pausas. Contiene el impulso de la orquesta en un pasaje comprometido para las voces.

 

El tema melódico de la protagonista habilita la feliz intervención de la soprano Laura Polverini. El diálogo con su amiga (Rocío Arbizu) es amenizado el juego de pizzicatos. La acción en la silla de ruedas es acorde con el impulso musical y dramático. La soprano debió habituarse a cantar con soltura en esa rigurosa posición. En las escenas de la pareja enamorada es ostensible la guía musical y escénica.

 

Los compases pautan la acción desde la partitura. Hay un mundo real y otro de los sueños y la fantasía. Y un correlato entre la música y la narrativa escénica. Colores claros para el mundo de la vigilia, en contraste con el mundo de los sueños, con imágenes proyectadas como gigantografías sobre el fondo del escenario.

 

 

INCOMPRENSIÓN Y ACOSO LABORAL

Los padres reprueban y reprimen a la joven. Es hostigada por el grupo de empleados que la rodea y la arroja de su silla de ruedas. La escena del consuelo con la amiga es un dúo esperanzador. El tema del acoso es tratado en escenas habladas con los respectivos terapeutas de la pareja, en situaciones simultáneas. (Las voces en los diálogos no es pareja. Exigen ser proyectadas con impostación y volumen, ya que la convencionalidad teatral no es de naturaleza cotidiana).

 

El dúo de los padres, a cargo de Rocío Giordano y Augusto Nureña, despierta la aprobación de la audiencia.

El piano introduce un aria donde el tenor Fermín Prieto expande su canto. El miedo atrapa a los protagonistas y se proyecta la oscuridad de una imagen violeta y amorfa. Reaparece la visión protectora del árbol. Bajo su cobijo, Alma invoca a la guardiana del agua.

 

El carácter meditativo del aria de Alma, propicia la sensibilidad de la soprano, entre sones de arpa y piano. Un dúo de la pareja engarza portamentos en la claridad amorosa, antes del despliegue final del coro y los solistas con la orquesta.

 

 

UNA MIRADA COMPARTIDA

Deben destacarse la cohesión de los elementos en la complejidad del estreno. Cada gesto musical tiene su interpretación por parte de la directora Lucía Zicos. Es un desafío que permite la mirada creativa sobre una partitura, sin previas referencias. Ribetes propios que manifiestan la intemperie artística. Facetas premonitorias.

Proceso arduo que contó con la experiencia de cantantes sobresalientes. Las entradas, los cortes aseguraron el ensamble. Una indicación musical o escénica requiere la reacción inmediata. De allí una mirada compartida sobre una nueva partitura, buscando el significado de cada escena. Ubicar cada gesto musical.en su contexto.

Debidamente interpretado al definir la separación de las secciones. Las velocidades justas para cada escena en cuanto al pulso musical, los contrastes dentro de una escena. O quitando el pulso, acompañando las emociones del personaje. Eso viene dado por tradición en óperas conocidas. En este caso se inaugura tradición, sin antecedentes.

Los acentos, la dinámica, los tiempos, las pausas, adecuaron la expresividad de la ópera.

 

EL TRASFONDO DE LOS ENSAYOS.

 

Después de incorporar la música, los cantantes fueron interpelados por el tema de la discapacidad, expuesto en un ambiente hostil, donde hay burla y segregación, Pero la protagonista lucha, persevera y se enamora. Se apoya en su amiga. Los padres sobreprotectores exacerban la tensión, con fragmentos de texto hablado. Amadeo se piensa a si mismo en sus partes imaginadas. Un cazador que se arrepiente de herir a otro ser. Y cambia su actitud hacia Alma asistido por su terapeuta, que en su mundo fantástico es la guardiana del agua El coro acompaña en un rito chamánico que redime. Se incorpora un mundo emotivo. La regisseuse Ximena Belgrano Rawson colaboró en los ensayos musicales, con aportes que acompañaron la acción, articulando la narrativa escénica.

 

EL ÁRBOL GUÍA AL ZORZAL (SECRETOS DE UNA PARTITURA)

 

Dentro de un carácter tonal se utilizan melodías errantes. El lenguaje posromántico retoma códigos o gestos de la música ancestral. Cantos de ícaros sobre toques de tambor, sonido de “semillas” acompañando a los tambores en las ceremonias de sanación. Secretos de la partitura de María Suárez.

 

Hay recitativos, arias y números corales, diálogos entre el coro y los solistas. Se reivindica la raíz latinoamericana, con lenguajes identitarios. Las acciones dramáticas responden al planteo conflictivo: el rechazo, la burla, el acoso laboral (moobing). Situaciones contrastantes y frases del sentido común que actualizan el tema.

 

Los personajes evolucionan en la obra. Aparece el símbolo de los pájaros, el árbol como cobijo y el ritual chamánico de las comunidades indígenas, la conexión con la naturaleza. Lo que incorpora Amadeo, buscando un cambio espiritual. Visita el inframundo, los pájaros del infierno propio. La culpa del cazador que debe superar sus miedos. El cazador de pájaros es cazado. Los pájaros lo visitan en ese mundo del chamanismo para duelar.los miedos. Allí la empatía, la posibilidad de entregarse al amor de esa mujer, alma del árbol plantado que no puede caminar. Simbología metafórica del poder del árbol, quieto, erguido, que guía al zorzal. Atraviesa momentos de encantamiento.

 

El aspecto melódico es matizado con tensiones. La función del piano, con disonancias, armónicos de los violoncelos. Rasgos de música contemporánea, con partes atonales en las escenas de oficina, frulatos en los vientos, escalas descendentes, son efectos para los momentos del mobbing, el acoso de los empleados sobre Alma. Armonías posrománticas. El centro tonal aparece algo desdibujado. Pero prima la tonalidad, con melodías reconocibles, hasta con gestos que se repiten en los personajes (“todos somos pájaros”, “todos somos árboles”), gesto melódico extraído del canto del zorzal para el aria de Amadeo, que en sus sueños es un zorzal herido, fragmento que cantan otros personajes como unidad identitaria que a traviesa a todos los personajes. Es la unidad subterránea. Alma retoma gestos melódicos que cantaban sus compañeros de oficina, pero en diálogo con su amiga Irene, en búsqueda de una identidad común en todos los personajes. La escena de la conversión de Amadeo se caracteriza con el arpa, instrumento presente en el repertorio de la compositora del Concierto migrante para arpa y orquesta.

 

 

OSVALDO ANDREOLI

 

 

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