Estamos en el ensayo de “Cavalleria Rusticana”, y Ana D’Anna, siempre tan dinámica y amable baja del escenario de la Avenida de Mayo para contarnos sus miradas sobre la ópera, la compañía, el próximo espectáculo.  

 

-Se trata de una función dividida en dos secciones, nos cuenta, que incluye un festival de canzonetas.

¿Cómo se articulan? le preguntamos a la prestigiosa puestista y directora.    

 

 -Ambas están teatralizadas, porque en la primera parte, que abarca once canciones populares italianas, lejos de manejarnos con cantantes que salen y hacen lo suyo a telón cerrado, ubicamos la acción en la casa de “Mamma Lucia”, unos meses antes de la que corresponde a “Cavalleria”. El repertorio contiene páginas bien conocidas de Gastaldon, Denza, De Curtis, y también Tosti, Leoncavallo, Rossini y de Meglio (“Alla fiera di Mast’Andrea”, tarantela bien siciliana), todas ellas seleccionadas y orquestadas por nuestro fallecido director musical, el querido maestro Antonio Russo. Los textos pertenecen nada menos que a Dante y Petrarca, Leopardi, Ungaretti, Quasimodo y Lorenzo el magnífico: “Quant’è bella giovinezza, che si fugge tuttavia, chi vuol esser lieto, sia, di doman non c´è certezza”. Justamente, teníamos esta velada  prevista para el 2020, pero usted sabe lo que pasó. El poema de Petrarca –prosigue- refiere a la vida que “fugge e non arresta un ora, e la morte vien dietro a gran giornate”, imagen de la vida y la muerte por cierto entroncada con la obra de Mascagni y con Sicilia (de donde, de paso, proviene mi familia), cuya gente tiene siempre estos conceptos bien presentes. Le cuento también que nunca quisimos hacer el famoso dúo de “Cavalleria” y “Pagliacci” (“Cav & Pag”, para los angloparlantes), porque nos parece que cada una de ellas por separado destaca mejor.   

 

La puesta de “Cavalleria”

-En cuanto a esta producción de “Cavalleria”, ¿cuáles fueron sus ideas?

-La escenografía, de Gonzalo Córdova, es la misma, porque la primera parte,    cuando todos todavía se llevaban bien, se encadena con la segunda. A la ópera de Mascagni la concibo como un melodrama, cuyo acercamiento natural me enseñaron mis grandes maestros, Hedy Crilla, Augusto Fernandes, melodrama al que no hay que tener temor porque siempre debe estar enmarcado por la belleza. Por supuesto que hay que partir de esta base: que la escena esté viva, que sea espejo de humanidad, la acción debe corresponder a la palabra cantada y la palabra a la acción, como lo proclamó Shakespeare.

“Cavalleria”, agrega la apasionada “alma mater” de la organización, es una obra perfecta, verista-naturalista, con un libreto muy bueno elaborado sobre la pieza de Giovanni Verga con un sentido dramatúrgico-teatral magnífico. Le aclaro que la puesta no sigue rutinas previas.  

-¿Digamos que es tradicionalista?

-Guillermo Roux me enseñó que en el arte no existe la copia, porque el arte es siempre abstracción y creación. Lo esencial es la bondad del producto artístico y el respeto a los autores. El arte lírico es la vida misma puesta en un trono. ¿Esto es ser  tradicional?

-¿Y ahora que está de moda el teatro de “régie”?

-Esa moda me da vergüenza ajena. ¿Cómo vamos a corregir a los grandes autores y compositores? Lo que podemos, tal vez, es buscar el realce de algunas partes teatrales o musicales, sin caer nunca en su distorsión, sin ir más lejos trabajar los puentes que se intercalan en la sucesión de una escena por otra. No importa que el público sepa quien canta. Pero sí que crea y sienta lo que está viendo y oyendo. ¿Servir a los creadores de la ópera es ser tradicional? El “regista” no tiene que hacerse notar, y no tiene que explicar previamente su propuesta, esto además porque en la lírica el centro del espectáculo es el cantante, es quien construye el nexo entre el compositor y el público. El arte, por cierto, es mucho más que entretenimiento.

 

El recorrido de la compañía  

“¿Cómo ha sido la trayectoria de “Juventus Lyrica”?

Egresada con medalla de oro del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, responsable de innumerables producciones, pintora, diseñadora de vestuario, trabajadora infatigable del arte, nos responde Ana D’Anna:

“Después de colaborar un año con Antonio Russo, debutamos en Abril de 1999 con “Don Giovanni”, tras meses de ensayos. Y a partir de allí la compañía no dejó de actuar, realizando incontables representaciones, llevando incluso el teatro lírico a trece provincias, también con centenares de clases y becas y muchas funciones para escuelas primarias y colegios secundarios. Estamos ahora en camino directo a nuestras bodas de plata, y entre nuestros tantísimos logros, destaco las cinco representaciones del mismo título que  hicimos en Holanda en 2012, conducidas por Hernán Schvartzman. Este año lo repetiremos aquí.    

 

Nuestro objetivo fundacional fue el de la formación y promoción de nuevos artistas en el terreno de la ópera, su entrenamiento actoral y vocal y en talleres escénicos,  y la difusión y experimentación del repertorio. La propuesta es abrirle a cada uno la ventana de sus propias virtudes artísticas.      

                       

 Carlos Ernesto Ure

 

 

 

CAMINO A LAS BODAS DE PLATA

“Juventus Lyrica” ofrecerá tres funciones de “Cavalleria Rusticana” y “Festival de la ‘canzonetta’ italiana” (2, 4 y 10 de Junio en el teatro Avenida). Con el coro (Federico Chlopecki) y la orquesta de la propia entidad, a cuyo frente estará el maestro brasilero André dos Santos, escenografía e iluminación de Gonzalo Córdova y vestuario y “régie” de Ana D’Anna, el reparto se integra con Marcelo Gómez y Ramiro Pérez, Marianela Finocchiaro y Cintia Velázquez, Rocío Arbizu y Estefanía Cap, Roxana Deviggiano y Milagros Seijó y Juan Salvador Trupía.