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Apertura de la temporada del Teatro Colón, en La Rural

 

 

Atípica y colosal apertura del Colón

 

Sociedad Rural Argentina

Martes 07 de marzo de 2023

 

Escribe: Néstor Echevarría

Resurrección”, sinfonía Nº2 en Do menor de Gustav Mahler.

Orquesta Filarmónica de Buenos Aires dirigida por Charles Dutoit

Puesta escénica de Romeo Castellucci.

 

Función inaugural del Colón en el Salón Ocre de La Rural

 

Una inauguración de temporada atípica presentó este año el teatro Colón, no solamente por el lugar físico, la instalación transformada del pabellón ocre de La Rural a sus efectos, sino también partir con una nueva alternativa en celebración de los cuarenta años de democracia en el país, e iniciar el ciclo “Divina Italia” paralelamente, como fue presentado públicamente días atrás.

 

Bien es cierto que la pandemia en su abrumador desarrollo en el mundo ha llevado institucionalmente a grandes escenarios musicales y liricos a fomentar presentaciones llamativas e impactantes. Precisamente, el Colón tomó cartas en estos principios , con la versión de la notable y extensa sinfonía malheriana, la segunda, en Do menor, que naciera con el intento de “ritos fúnebres” y que el músico, luego de un primer estreno dirigido por el entonces influyente Hans von Bulow , cuya opinión no fue favorable, se sumió en el desánimo .

 

Ahora bien, después de la muerte de este afamado director, Mahler quedó impactado por un descubrimiento.Se trata de la oda” Aufersteh’n” ( Resurrección) del poeta alemán Friedrich Gottlieb Klopstock, una revelación entonces para acometer su propia musicalización del poema que se estrenó con sus cinco movimientos, coro y voces femeninas (soprano y contralto) en 1905 en Berlin, ya que al decir del eminente director suizo Charles Dutoit , que volvió expresamente para dirigirla entre nosotros en esta ocasión, “en Mahler hay una obsesión con la muerte y con su significado, y es necesario enfrentarse a ella para entenderlo”.

 

Lo cierto que el Colón tuvo al frente a Charles Dutoit, de ochenta y seis años, en esta versión de apertura, lamentándo eso sí, que desde la gradería no se lo veía y hubiera sido recurrente instalar pantallas lateralmente para verlo dirigiendo. Un detalle quizá faltante, porque toda la inmensa escena elevada en un escenario de unos cincuenta metros de ancho por veinticinco de fondo, lo ocupó la concepción escénica del afamado Romeo Castellucci, nacido en Cesena hace sesenta y dos años y autor de esta puesta a mediados del año pasado en el festival de Aix en Provence.que en aquella ocasión se había instalado en un galpón .

 

Cabe aclarar no obstante que esta ocasión no viajó el celebrado puestista italiano, por estar ligado a otro de sus proyectos, que le han ganado considerable fama, pero si, representantes de su elenco. Por eso, esta narrativa escénica , iniciada primero por el caballo blanco “Tartufo” descubriendo en las seiscientas toneladas de tierra húmeda los cadáveres representados por mas de un centenar de esqueletos traídos al efecto, formando las escenas de descubrimiento de cadáveres en una fosa común por miembros de las Naciones Unidas,y el rescate pertinente.

 

Entre tanto, en el foso estuvieron los integrantes de la Filarmónica y el frondoso orgánico mahleriano que propone la obra, las dos solistas intervinientes, de eficaz desempeño, Jacquelina Livieri y Guadalupe Barrientos y el Grupo Vocal de Difusión dirigido por Marianao Moruja, todos los cuales mostraron su esmerada preparación y resultado en una versión y perfil atípico, cuyas condiciones acústicas no serían por cierto las mas naturales puesto que había amplificación por las dimensiones y característica del recinto.

 

Pero el esfuerzo producido, con la presencia de los músicos de la a OFBA y por cierto su admirado director al que no pudo verse (por eso señalaba que un par de pantallas pudieron ser muy útiles en esa visualización tanto del maestro como de los grupos instrumentales y las dos solistas vocales) y por otro lado la labor de los numerosos participantes del plano visual ( mas de una veintena entre actores y figurantes ) asi como también la preparación del marco visual que podía introducir vehículos en escena y una grúa.

 

Una espectáculo entonces de una condición distinta, infrecuente y dispuesta a brindar también un tributo y homenaje, como señalamos de entrada. Donde el Colón dio amplia medida de sus posibilidades en lugares como el elegido para este tributo .