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”EL CÓNSUL”

 

Teatro Colón

Jueves 5 de Mayo de 2022

 

Escribe: Osvaldo Andreoli

 

 

“The Consul”,  con libreto y música de Gian Carlo Menotti
Elenco: Leonardo Neiva, Carla Filipcic Holm, Adriana Mastràngelo, Virginia Correa Dupuy, Héctor Guedes, Pablo Urban, Alejandro Spies, Marina Silva,  Marisú Pavón, Rocío Arbizu y Sebastián Sorarrain.
Orquesta Estable del Teatro Colón
Dramaturgia: Lautaro Vilo
Escenografía y vestuario: Jorge Ferrari
Iluminación:  Gonzalo Córdova
Régie: Rubén Szuchmacher
Dirección Musical: Justin Brown

 

La ópera se compuso en 1950, en el inicio de la guerra fría.


La casa de los Sorel es allanada por la policía secreta en busca de John, oculto en otra habitación. Magda, su esposa, acude al consulado para lograr un salvoconducto. La burocracia se acrecienta tanto como la desesperación de los Sorel.


Hay múltiples lecturas posibles de esta obra, desde las literales hasta las que resignifican su actualidad. Aparte del enfoque historicista, el mal de la indiferencia y el desprecio parece arraigarse en la condición humana. La alienación convierte en objeto de manipulación a los sujetos etiquetados y archivados.


El propio título de la obra remite a un personaje ausente. A la complicidad y la fatalidad.  


Para el espectador de la época del estreno, se trataba de un país detrás de la Cortina de Hierro. Nos advierte el regisseur: “Hoy la gente puede relacionarlo con lo kafkiano, pero para mí es una obra sobre la injusticia, sobre cómo los sistemas son injustos y las personas mueren por esas injusticias. Cuando se corre la idea de la guerra fría aparece algo más universal. Hoy tanto la pandemia como la guerra resignificaron la obra de manera brutal como un reflejo contemporáneo”.


Pero cabe ubicar a El Cónsul dentro de las vicisitudes del género operístico. Desde su valoración intrínseca y musical propiamente dicha. Los reparos surgieron desde su estreno, y particularmente en Europa, tanto en Italia como en Inglaterra.


En esta versión se destaca la sobria puesta en escena de Ruben Szuchmacher,  consustanciada con la propuesta de la obra. Saca partido de sus posibilidades teatrales. El planteo escenográfico permite apreciar  el  conflicto central, creando las condiciones para el desplazamiento y la acción dramática.


La escenografía abierta en la casa de las víctimas  permite captar simultáneamente el interior de la vivienda, el sótano visible donde se oculta Sorel, y la búsqueda policial en el exterior. El suspenso se acrecienta. Y pasa desapercibido que en la trama original Sorel escapa por la ventana. La otra licencia del director es la modificación del trágico desenlace final, para resaltar la teatralidad del texto. Se atenúa el carácter verista del suicidio de Magda.


Todo está a la vista. Para el compositor su obra trata sobre la desesperación humana. Según el regisseur la persecución política se manifiesta en un inglés coloquial que permite acercar a las nuevas audiencias.


El diseño escénico de Ferrari contrasta la apertura de la casa de los Sorel, de lúgubre aspecto, con la frialdad de la oficina del consulado. Las paredes repletas de biblioratos, resaltan lo impersonal en de esta “ópera burocrática” de Menotti. El uso del disco giratorio dio continuidad al relato, alternando los dos ámbitos.  Pero la presencia de los cantantes sobre el disco, lejos del proscenio, y con escenografía abierta, perjudicó la audición de algunas voces. La orquesta altisonante.


La iluminación de Gonzalo Córdova aportó sombras acechantes en las paredes, insinuando el carácter noir, de pesimismo fatalista, típicos de la novela y el cine negro de mediados del siglo pasado. El verde crudo de las pesadillas, se torna cálido cuando es invocada la esperanza, la posibilidad de cambiar las circunstancias.


Sobresale la cantante y actriz Carla Filipcic Holm, cuyo punto culminante es el aria del segundo acto, (“To this we’ve come”), un alegato contra la opresión. La música al servicio de la narrativa. La acción de lanzar los papeles al aire (¡Papers! ¡Papers!) es un gesto simbólico que sacude al público. Magda implora a la secretaria una entrevista con el cónsul. Después de la espera, sale del despacho el agente de la policía secreta que los persigue (Héctor Guedes). Ella se desmaya.


También se destaca la mezzosoprano Adriana Mastrángelo. Es la secretaria de un cónsul ausente de la escena. Capta la atención y tensiona las situaciones. De clara dicción y amplio registro, juega planos humorísticos y siniestros del personaje


Virginia Correa Dupuy, solvente en el rol de La Madre.


Fue aceptable la concertación de Justin Brown al frente de la Orquesta Estable.

 

EL CÓNSUL Y EL CASO MENOTTI   
El caso Menotti. Si bien la música apoya a la narrativa, se ha reprochado su intrascendencia, su carácter subsidiario. El recitativo dramático se impone sobre un melodismo convencional. La técnica del compositor permitió la  recepción inmediata del público. Fueron sus aires de musical junto a las circunstancias políticas los que aseguraron el éxito en Broadway. Pese a las objeciones, la teatralidad de El Cónsul es innegable. En sus primeras versiones en el Teatro Colón la régie estuvo a cargo de Armando Discépolo y de Ernst Poettgen, éste último un referente de Roberto Oswald. .


Por su parte, Enzo Valenti Ferro reseñaba que el éxito en Viena se debía al asunto apasionante y al acierto del guión teatral. A ello contribuyeron la notable régie y la labor de la soprano, que alcanzó desde el punto de vista vocal y dramático una elocuencia inusitada. La historia vuelve a repetirse.


El “ensemble” entre los elementos dramáticos, musicales y teatrales atrapa la atención del público. El espectáculo sigue funcionando.