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La reapertura del Teatro Colón con el Festival Piazzolla


Escribe: Néstor Echevarría
Corresponsal en Buenos Aires

Miércoles 10 de Marzo de 2021

 


En este número regreso con mi acostumbrado mensaje desde Buenos Aires, con tantos años como corresponsal (desde la fundación de la Revista Sinfónica). Y lo hago tras haber analizado y orientado al lector sobre el movimiento mundial con la pandemia del covid-19, a partir de su declaratoria por parte de la OMS.


En esas circunstancias quedó todo suspendido, teatros cerrados , confinamientos extremos en todo el planeta y esto se prolongó por largos meses y poco a poco, como lo íbamos comentando en estas páginas, las aperturas empezaron a tomar cuerpo, a veces algo dilatadas y otras veces brevísimas por los rebrotes pandémicos.


Ahora bien, el caso de Buenos Aires –y la Argentina toda- fue muy contundente y prolongado. De manera que el Colón cerro totalmente sus actividades permaneciendo sus “streamings” en internet, de temporadas anteriores. Asi las cosas llegaron en el caso de Buenos Aires, del cual me ocupo aquí, a existir algunos protocolos firmes sobre aforos para teatros privados y mas chicos, pero el Colon era esperado y recién puedo decir que su apertura desde este 5 de marzo, pudo concretarse, con un festival dedicado a los cien años del nacimiento del músico marplatense Astor Piazzolla (1911-1992) una importante figura de nuestra música argentina, compositor y bandoneonista destacado que fuera alumno de Alberto Ginastera y de la celebre compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger.


Por estas razones, el Colon preparó para su reapertura un ciclo de funciones que se cumplieron entre el 5 y el 20 de marzo, el mes donde se cumple el centenario de su nacimiento. Destacado como un nuevo referente del tango, creando una singular tipología, el teatro porteño quedó abierto cumpliendo con estrictez los protocolos sanitarios con un aforo ajustado de no mas del treinta por ciento, con entradas y salidas separadas, butacas distanciadas debidamente, uso de barbijo para los espectadores, funciones sin intervalos y cierre de los desplazamientos por el foyer, salón dorado, etc (cerrados).


Y lo mismo en el escenario, cuando fue con orquesta separando los instrumentos, uso de barbijo, pantallas de metacrilato protectoras con los instrumentos de viento,Y todas las previsiones que emanaron del Ministerio de Salud. Como se trató de varios conciertos voy a ocuparme de uno muy recreativo y valioso, que tiene que ver con Piazzolla y su histórico ingreso al teatro Colón hace 38 años  O sea que en el marco del Festival-Homenaje a Astor Piazzola en el Teatro Colón, con las previsiones de protocolos sanitarios ya establecida y comentada, tanto en el ingreso como en la ordenada salida, se llevó a cabo con esta función un concierto de características evocativas que  significa recrear el concierto del 11 de junio de 1983, consagratorio para el músico marplatense en  este  coliseo  .Por lo tanto, se evocó lo programado en aquella oportunidad,  hace treinta y ocho años


En esta ocasión la prestigiosa batuta de Pedro Ignacio Calderón, en carácter de director invitado,  que estuvo cerca de tres décadas al frente de la Filarmónica porteña, además de su acción directiva en su larga y fructífera trayectoria en nuestro medio, logró acentuar  el marco y relieve del homenaje, que comenzó con “Fuga y misterio”, composición de Piazzolla de 1968, calificada  como una suerte de fuga aplicada al lenguaje tanguistico y de gran maestría en el empleo del “ostinato”.


Siguió un momento breve con “Vardarito”, el siguiente número del programa ,una página que lleva ese título en recuerdo y homenaje de Elvino Vardaro, que fuera un compositor de tangos y violinista que integró la orquesta de cuerdas y el quinteto de Piazzolla.
Pero enseguida llegó el importante concierto para bandoneón, piano, cuerdas y percusión, la pieza de mayor extensión de esta velada, en una ejecución destacada y  dando lugar  a intervenciones  lucidas del plantel, como Daniel Binelli  solista virtuoso del bandoneón.  Y  también se recreó en el trascurso de esta función  el “Verano porteño” proveniente de su ciclo “Las estaciones porteñas”  en una estimable versión también. en este caso.


Como todas las funciones no permitieron intervalos como lo obligan los protocolos sanitarios, ingresaron enseguida  los músicos de la Filarmónica de Buenos Aires,ocupando su sitio bien distanciado en el escenario,  a la vez que los vientos se encontraban en una aislación de cámaras de metacrilato diseñadas al efecto.


Vale decir, todos estos preparativos propiciaron la llegada al podio entre aplausos calurosos ,del maestro Calderón, y ubicado en el centro y a su costado el afamado bandoneonista Daniel Binelli, para comenzar con el “Concierto para bandoneón y orquesta” con sus tres movimientos ( Allegro marcato, moderato y presto). Una excelente versión  que habla de una obra importante del repertorio del homenajeado.,entre los solos del bandoneón y la agrupación orquestal.


Ya en este contexto de todo el organismo presente y el solista no podía faltar el emblemático “Adiós Nonino” , que el autor compuso en 1959 en homenaje  a su padre Vicente., a quien llamaba Nonino. Brillante versión con el solo de bandoneón de plena raíz “piazzollana”,. por usar una expresión que la tipifica.


Para el cierre de la velada,. una vez instalados en el escenario bien diagramado, el director y todos los intervinientes se  dio lugar a una compleja y peculiar obra compuesta hacia 1979. Se trata del “Concierto de Nácar” para nueve tanguistas y orquesta,. una suerte de “concerto grosso” según la tipología italiana, donde el bandoneón, dos violines, viola., cello ,guitarra eléctrica y percusión (con solistas destacados , mencionados en la ficha del encabezado) además de la orquestación que se ha considerado la mas grande que realizó el homenajeado, dieron la medida de su diestro manejo con el lucimiento de los intérpretes  y el maestro Calderón al frente de una Filarmónica siempre precisa .


El público presente  la recibió con muestras de entusiasmo y reconocimiento tras sus tres movimientos (presto, lento melancólico y allegro marcato )Es una  ambiciosa composición en formato orquestal  ,donde utiliza al “Conjunto 9” (agrupación de nueva tanguistas),  y donde de aquella mítica velada que evocó esta función , ha perdurado uno de sus miembros presente, el percusionista  llamado el “Zurdo” Roizner. En suma, un valioso ”revival” como homenaje histórico.


Y me voy despidiendo hasta el próximo número, con este ¡Enhorabuena! Por la reanudación de actividades del Colón , desafiando esta dura  pandemia. Hasta entonces.


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