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DAVID FRAY, INTERPRETE EXQUISITO

 

Teatro Colón

Jueves 5 de diciembre de 2019


Escribe: Donato Decina

 

 

 

Decimonoveno (y último) concierto de abono a cargo de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

Director: Enrique Arturo Diemecke.

Solista: David Fray (Piano).

Programa: Obras de Maurice Ravel. 

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

Parafraseando a ese extraordinario narrador radial que se llamó Osvaldo Caffarelli, “van cayendo lentamente los cortinados” de la temporada musical 2019. En esta ocasión le correspondió culminar el abono a la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires al igual que en paralelo, casi a la misma hora y a tres cuadras y media de distancia lo hacía en el Teatro Coliseo “Nuova Harmonia” de cuyos aspectos tendrán en esta misma página la opinión muy autorizada de Roberto Falcone.

 

  Un muy interesante programa dedicado absolutamente a Maurice Ravel fue el que Enrique Arturo Diemecke desplegó en el escenario del Colón. Más allá de la lamentable cancelación de Helene Grimaud (Acaso la última gran expectativa que quedaba en este tramo final de año marcado por una imponente cantidad de visitas ilustres traídas tanto por el Colón como por el CCK y por las entidades privadas). Ntro. Primer Coliseo obró rápidamente y logró el concurso del pianista francés David Fray, dueño de una imponente foja de servicios que incluyen en un vastísimo repertorio obras de Bach (“Variaciones Goldberg” hechas por El en Santiago de Chile el pasado Julio) hasta los contemporáneos (Boulez por ejemplo) y una agenda muy nutrida que va desde presentaciones en Bélgica y  Rusia anteriores al Colón, para luego de aquí marchar a Georgia y desembarcar luego en Estados Unidos  como solista de orquesta junto a la Filarmónica de Wroclaw (Polonia), bajo la guía del pintoresco director nicaragüense Giancarlo Guerrero.


Fray entonces acometió junto a Diemecke y a los Filarmónicos el “Concierto en Sol mayor”. Obra rica en contrastes, sutilezas, influencias (el Jazz principalmente), de las que el pianista francés emergió triunfante merced a una interpretación intensa y exquisita, plena de musicalidad y de riqueza de sonido. El largo solo inicial del segundo movimiento fue expuesto en un inolvidable clima de intimidad. Su comunicación con Diemecke y la Orquesta fue impecable y a su vez el apoyo del Director y la Filarmónica fue absoluto, alcanzando un entendimiento por el cuál lograron construir una versión que quedará entre las más grandes que yo haya escuchado en vivo. Más allá de algunas imprecisiones iniciales, la presencia de la mayoría de los principales atriles de la Orquesta dieron realce a la interpretación de Fray, por lo que al culminar la obra los sorprendentemente tenues aplausos iniciales fueron transformándose en una sostenida ovación para que este extraordinario interprete retornara y despuntara en el escenario su pasión por Bach regalándonos un fragmento de las ya mencionadas “Variaciones Goldberg”.

 

  “Daphnis et Chloe” es un trabajo compuesto por Maurice Ravel en 1912 por encargo de Serguei Diaghilev para sus “Ballets Russes”. El tema le fue propuesto al compositor por el propio empresario y el coreógrafo Fokine basándose en el cuento griego sobre estos dos personajes.  Ravel definió a este trabajo como una “Sinfonía en Tres Partes” en donde también incluye a un coro que trabaja permanentemente en “Vocalise”. Para una presentación posterior en Londres, el empresario ruso decidió hacerlo solo con orquesta causando el lógico disgusto de Ravel. También es conocido el hecho de que hay dos suites sobre los materiales de este trabajo que comúnmente se interpretan en conciertos (de las que la Nº 2 es la más frecuentada) a veces con coro y sin este la mayoría. En 1986 como parte de la celebración de los por entonces 40 años de la Filarmónica, el Mtro. Pedro Ignacio Calderón (en ese momento titular de la misma) ofreció la obra completa con una inolvidable participación del primer Coro del Instituto Superior de Arte que dirigía Valdo Sciammarella. Pasaron desde entonces 33 años. Diemecke la ofreció de acuerdo al “criterio Diaghiliev” de Londres, una verdadera lástima ya que con Coro el efecto sonoro es más poderoso aún. De todas formas, bienvenida sea la versión completa.

 

Desde un comienzo casi imperceptible, la música se va expresando “in crescendo” hasta alcanzar alturas inconmensurables. Esa es la síntesis que uno puede establecer para explicar “Daphnis et Chloe” en pocas palabras. Belleza, juegos, misterio, todo lo que narra este cuento fue plasmado por Ravel con expresividad  notoria. Para ello la partitura establece exigencias para los solistas de la orquesta que son todo un desafío a superar. Los de la Filarmónica lo hicieron con creces. Desde Mariano Rey en clarinete, Michelle Wong en oboe y corno inglés, Claudio Barile en flauta, Fernando Chiappero en corno francés, Daniel Marcel Crespo en trompeta o Alfonso Calvo en clarinete bajo, sin olvidar a Nicolás Favero en el exquisito solo de violín previo al final de la pantomima de la tercera parte. Diemecke realizó una versión contenida, correcta en lo conceptual pero a la que no le hubiera venido mal una dinámica mayor, más acentuada y punzante. A pesar de ese detalle, la Orquesta coronó con éxito un año muy intenso que cerrará bajando al foso para acompañar al Ballet en “El Lago de los Cisnes”. El balance del ciclo deja mayoría de buenos conciertos, alguna presencia discutible, llamativas sesiones de cámara a pesar de ser un organismo sinfónico de envergadura, pero con el saldo final de una paulatina consolidación de mitad de abono hacia adelante. La temporada próxima con foco en Beethoven y la vuelta de ladupla Argerich-Dutoit junto a la Orquesta asoma. A esperar entonces.

 

Donato Decina