Excelente presentación del CD del Trío Alberto Williams en el Museo Fernández Blanco
CUANDO SE LLEVA CON DIGNIDAD UN ILUSTRE APELLIDO
Museo Fernández Blanco
Miércoles 27 de Noviembre de 2019
      Escribe: Martha Cora Eliseht 
Dentro de la innumerable oferta de conciertos que se ofrecen en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, muchos tienen lugar en museos. Además, el Museo de Arte Hispanoamericano “Isaac Fernández Blanco” posee una magnífica colección de instrumentos musicales notables, que fueron adquiridos por este gran coleccionista durante sus diferentes viajes. Tras un excelente trabajo de identificación y restauración llevado a cabo con la colaboración de Pablo Saraví- concertino de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires y experto en el tema- , los violines de la colección que se exhiben en dicho museo se pueden utilizar para brindar conciertos, como el que tuvo lugar en dicha institución el pasado miércoles 27 del corriente a cargo del Trío Alberto Williams, integrado por Nicolás Favero (violín), Siro Bellisomi (cello) y Antonio Formaro (piano).
    Además del valor agregado que  representó la ejecución de las obras con los violines de la colección del  museo, el mencionado trío presentó su primer CD (Tríos con Aires Argentinos) tras nueve años de trabajo, con un  programa integrado por las siguientes obras: Trío en Re menor, Op. 25 de Constantino Gaito (1878-1945), Scherzo de la Sonata FAE para violín y piano, de Johannes Brahms(1833-1897), el Trío para violín, cello y piano en Re menor,  Op. 63 de Robert Schumann (1810-1856) y Dos  danzas populares para Trío: Huella y Bailecito, de Luis Gianneo  (1897-1968). 
    Esta agrupación comenzó sus  actividades en 2011 y su debut se produjo con el Triple Concierto para violín, cello y piano de Ludwig van Beethoven  bajo la dirección de Alejo Pérez al frente de la Orquesta Estable del Teatro  Argentino de La Plata.  A partir de allí,  desarrolló una intensísima actividad presentándose en las principales salas de  conciertos del país y su repertorio no sólo comprende las numerosas obras de  cámara para trío instrumental de la música universal, sino que también hace  hincapié en la difusión de compositores argentinos y latinoamericanos. Y lleva  el nombre del ilustre músico y compositor argentinoAlberto Williams (1862-1952)  por ser el primer autor nacional que compuso un Trío en La menor para violín, cello y piano Op. 54 en 1904. No sólo  fue un prolífico compositor, sino también una figura clave en la difusión de la  música –tanto en la práctica como en la didáctica- mediante la creación de  numerosos conservatorios en el interior del país, y principalmente, en la  región pampeana. Además, incorporó elementos del folklore argentino siguiendo  la tradicional formación europea, lo que resultó fundamental para el  surgimiento del nacionalismo musical argentino.
    Previamente, Nicolás Favero realizó  los comentarios sobre los diferentes violines que se utilizaron para  interpretar las obras. Para el Trío de  Constantino Gaito, Favero empleó un Guadanini construido en Piacenza en 1730. Desde el inicio de la obra, el trío logró un  sonido perfecto, diáfano y muy compacto, logrando una interpretación  caracterizada por su versatilidad y exquisitez durante los tres movimientos de  la obra (Allegro moderato/ Lento/Allegro  enérgico). En este último, el tema del 1° movimiento –con ribetes de música  urbana de Buenos Aires-  se retoma y se  desarrolla mediante una fuga que sonó magistralmente, seguida de un soberbio cantábile a cargo del violín antes del  cierre en Sol mayor. Ante una sala colmada de público, el mismo respondió con  un aplauso cálido y prolongado. Seguidamente, Nicolás Favero presentó el  segundo de los violines de la colección para la obra de Brahms: un Santo Serafín construido en Venecia en  1730, de madera lustrada con numerosas vetas y con una sonoridad estupenda  (según el solista, uno de los mejores instrumentos que ejecutó en su vida y  asimismo, uno de sus predilectos). Por lo tanto, resultó sumamente apropiado  para la excelente versión del Scherzo de  la mencionada Sonata para violín y piano de  Brahms, donde Favero y Formaro brindaron una versión brillante, con un sonido  espléndido. Pero lo mejor de la noche fue el Trío en Remenor, Op. 63de Schumann. Compuesto en 1847, es una de  las obras más bellas de este eximio compositor alemán y posee cuatro  movimientos: MitEnergieundLeidenschaft  (Con energía y pasión)/ Lebhaft, dochnichtzurasch(vivo, pero no demasiado  rápido)/ LangsammitinnigerEmpfindung/ Bewegter/ Tempo/ Attaca (Lento con  sensación sincera/ Movido/Tempo/ Attaca)/ MitFeuer/ Nachundnachschneller (Con  fuego/ más y más rápido). No sólo se respetaron los tempiy la partitura a rajatabla, sino que la ejecución fue  impecable, muy precisa y con una maestría tal que los intérpretes lograron una  profundidad sonora muy marcada. Siro Bellisomi ejecutó un magnífico contrapunto  a cargo del cello y Nicolás Favero empleó un Guarnieri del Gesúde 1732. Un auténtico placer auditivo al ejecutar  tan hermosa obra con el sonido de un instrumento emblemático. Mientras que el  segundo movimiento posee aires de un Länder(danza  popular alemana) en el scherzo, el  tercero arranca en tono menor, que posteriormente, va creciendo en intensidad  hasta culminar en el monumental 4° movimiento, a partir de una magnífica fuga  en tono mayor, con un contrapunto espléndido entre los tres instrumentos. Tras  los aplausos y los vítores del público, el Trío usó los mismos instrumentos  para cerrar un concierto excelente con la mencionada obra de Luis Gianneo.  Alumno de Gaito, pasó mucho tiempo en Tucumán y por lo tanto, su música recrea  los ritmos folklóricos del noroeste argentino. En la Huella, el violín y el cello desarrollan la melodía mediante un  soberbio contrapunto, mientras el piano sostiene la melodía principal.  Posteriormente, el piano desarrolla dicho tema mientras el violín y el cello  sostienen la melodía principal mediante un contrapunto con punteo. El Bailecito arranca con un Allegro moltoen tono menor en 6/8 que  permite el lucimiento de los instrumentos, seguido de un Lento a cargo del cello –impecable actuación de Siro Bellisomi- que  es retomado por el piano –soberbia ejecución de Antonio Formaro-  para luego, recapitular sobre el primer tema a  cargo del violín. La interpretación fue magistraly los músicos se retiraron  ovacionados entre aplausos y vítores. Tras los mismos, Formaro agradeció la  presencia del público y el hecho de poder presentar su primer CD luego de nueve  años de trabajo.
      La velada siguió en los jardines  del  museo- recientemente restaurados-,  donde el público tuvo oportunidad de poder conversar con los músicos, las  autoridades de la institución y degustar un espumante reservado para tal  ocasión-a cargo de una bodega patrocinante-. Pero independientemente de ese  detalle, la sede del Fernández Blanco constituyó el marco perfecto para un  concierto de gran calidad y jerarquía con instrumentos de colección, donde los  integrantes de la agrupación no sólo demostraron ser tres excelentes músicos,  sino que además, honraron con creces el ilustre apellido del conjunto.

