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Extraordinario recital a cargo de John Elliot Gardiner en el Colón

OTRO FINAL BRILLANTE PARA UN GRAN ABONO

 

Teatro Colón

Miércoles 13 de noviembre de 2019

 

Escribe: Martha Cora Eliseht

 

 

El Ciclo de Abono de Grandes Intérpretes Internacionales 2019 organizado por el Teatro Colón se caracterizó por la excelencia de sus funciones y la eximia jerarquía de los artistas que han actuado durante el transcurso del mismo. Desde su inicio, con la monumental actuación de la London Symphony Orchestra bajo la soberbia batuta de Sir Simon Rattle, siguiendo con la Filarmónica de Israel bajo la dirección del legendario Zubin Mehta, acompañado por artistas de la talla de Martha Argerich, Anne-SophieMutter, Elina Garanca, Aída Garifullina, Thomas Hampson y Luca Pisaroni. Y cerró con una figura emblemática: Sir John Elliot Gardiner, quien dirigió la English Baroque Orchestra acompañado por el Coro Monteverdi (Monteverdi Choir) el pasado miércoles 13 del corriente, con un programa compuesto por las siguientes obras: Jehová, quam multi sunt hostes mei, 2.135 y Hear my prayer, O Lord, 2.15 de Henry Purcell (1659-1695); la Messa a 4 voci da cappella, SV 190 de Claudio Monteverdi (1567-1643), el oratorio Jephtéde Giacomo Carissimi (1605-1674) y el Stabat Mater en Do menor de Domenico Scarlatti (1685-1757).

 

            Es la primera vez que este eminente artista británico visita la Argentina y lo hizo con un ensamble (The English Baroque Soloists) fundado por sí mismo en 1978 y representa uno de los conjuntos instrumentales de época más importantes del mundo. Está formado por los siguientes músicos: Valerie Botwright (contrabajo), Kinga Gáborjäni(cello da gamba), Gwyneth Wentink(arpa barroca), James Johnstone (órgano y clave) y Thomas Dunford (tiorba). Por su parte, Gardiner también fundó The Monteverdi Choir en la década del ’60 y desde ese entonces se presenta con regularidad en los más importantes escenarios del mundo. No sólo abarca el repertorio eminentemente barroco, sino también algunas óperas (Los Troyanos de Héctor Berlioz y Der Freischütz (El Cazador furtivo) de Carl María von Weber). Asimismo, se destaca por la calidad de todos y cada uno de sus integrantes, que actúan en conjunto y en calidad de solistas. En el presente concierto, como coro sonó muy compacto, con voces muy bien trabajadas, potentes y que sonaban angelicales tanto en los cánonescomo en las arias de narradores y solistas merced a una impecable línea de canto y un soberbio trabajo de ensayo y repertorio.

 

            La primera de las dos obras de Purcell(Jehová, quam multi sunt hostes mei) es uno de los pocos motetes que este gran compositor inglés ha escrito en latín, tomado del Salmo 3 del Antiguo Testamento. Está escrito para 5 voces (dos sopranos, contralto, tenor y bajo) más continuo. Independientemente de su bellísima línea melódica, sonó de forma magistral gracias a la perfecta armonía entre voces e instrumentos, con una muy buena actuación individual del tenor y el bajo. En la mencionada Messa a 4vocide Monteverdi, en cambio, se canta sólo mediante el acompañamiento del cello. En este caso, puede decirse que el instrumento solista actuó como una voz más –a diferencia de la concepción wagneriana, donde la voz actúa como un instrumento más-. Estupenda labor de Kinga Gáborjäni y del coro, ya que Gardiner permitió que todas las voces se lucieran. Hubo un excelente juego ondulante de voces en el Kyriey una magnífica actuación del tenor en Gloria, al igual que en el canon  de sopranos y contraltos en Sanctus y el de tenores y bajos en Resurrexit. Pero sin lugar a dudas, lo mejor de la noche fue el oratorio Jephté, basado sobre el Libro de Amos en el Antiguo Testamento. Es una obra que se representa en muy escasas oportunidades y la versión ofrecida por el ensamble instrumental y el coro fue maravillosa. Hubo una gran labor del contratenor y el bajo solista como los narradores, mientras que el barítono  interpretó al rey que debe ofrecer a la primera persona que aparezca festejando el triunfo en batalla contra los hijos de Amón a Dios en holocausto. Lamentablemente, se trata de su única hija (excelente labor de la soprano, con una soberbia línea melódica y una voz dulce y profunda). Debido a que no puede faltar a su palabra, el rey Jephté manifiesta su profunda angustia mientras que su hija se retira a las montañas para morir virgen. Para lograr el efecto del eco, salen dos sopranos fuera de escena cantando en pianissimo –estupendo, por cierto- , mientras que la soprano cierra la obra con el número final (Plorate, filii Israel/ Llorad, hijos de Israel). La versión fue de una exquisitez suprema y una delicadeza de sonido, con una maravillosa actuación del solista Thomas Dunford en tiorba. Al término de la misma, el público estalló en un aplauso sostenido con numerosos vítores.

 

La segunda parte del concierto comenzó con una obra instrumental de Purcell (Hear my prayer, O Lord/ Escucha mi oración, Señor), donde todos se lucieron. Y mientras se esperaba la entrada del coro para el Stabat Mater de Scarlatti, Dunford se animó a improvisar acordes de tango con su tiorba entre el final del madrigal de Purcell y previamente a la entrada del coro. Una humorada con un instrumento antiguo que fue muy bien tomada por parte del público y se llevó todos los aplausos –además de sonar como los dioses-. Y la versión de la mencionada obra del gran compositor napolitano –desgraciadamente, tan ausente también de los repertorios de conciertos- fue bellísima, con una gran labor de la contralto y la soprano solistas. Quizás, el mayor mérito de Sir John Elliot Gardiner ha sido que todas las voces del coro se luzcan, rotando los roles solistas. Es una pena no haber podido individualizar a los mismos en cada una de las obras, a fines de poder brindar los créditos correspondientes a cada uno de los intérpretes y enriquecer la nota periodística.  

 

Ante el aplauso tan cálido, sostenido y cordial por parte del público, Gardiner formó de manera diferente al coro y al ensamble instrumental para brindar un bis – que tampoco fue anunciado y que sonó magistral y exquisitamente perfecto-, brindando muestra de su enorme generosidad y talento. Otro final brillante a cargo de uno de los mejores músicos expertos en el tema, que cerró un deslumbrante y monumental Ciclo de Abono.