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En la clausura de su 38ª. temporada

 

ÓPTIMA SESIÓN DE LA ACADEMIA BACH

 

Iglesia Metodista Central (Av. Rivadavia 4050)

Sábado 19 de octubre de 2019

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 

Bach: Cantata BWV 51, “Jauchzet Gott in allen Landen”

Vivaldi: Gloria, en re mayor, RV 589.

Soledad de la Rosa, soprano, Mattea Musso, mezzo

Grupo de Canto Coral (Néstor Andrenacci)

Solistas de la Academia Bach (Mario Videla).

 

Por empezar: digamos a favor que el programa estuvo integrado por dos exultantes piezas de exaltación religiosa. La Academia Bach concluyó este sábado su trigésimo octava temporada (un esfuerzo verdaderamente extraordinario, digno del máximo elogio) con una Cantata de su mentor y el “Gloria”, de Vivaldi, y la velada, sexta función del ciclo de abono de conciertos comentados, lució un nivel decididamente estelar en punto a calidad estilística y depurada musicalidad.

 

“Aclamad a Dios”

Siempre en la Iglesia Metodista Central de la Avenida Rivadavia y con los amenos relatos explicativos de Mario Videla, la jornada se inició con la Cantata Nº 51 del “Kantor” de Santo Tomás de Leipzig (“Alabad a Dios en todas las naciones”), obra muy bella traducida por los solistas de la entidad con movimiento fluido e impecables acentuaciones.

 

En su transcurso se distinguieron en el continuo (la exquisita “siciliana” del aria “Höchster, mache deine Güt”) el maestro Videla en órgano y una verdadera revelación Gabriela Massun, cellista de sonido redondo, fresco, transparente, además de la soprano Soledad de la Rosa, cantante de registro de buena expansión, entero, bien cubierto, quien hizo frente con gallardía a una tesitura y ornamentaciones no siempre cómodas.

Pero tal vez la figura más importante de esta primera sección fue Fernando Ciancio, uno de los trompetistas más importantes de nuestro medio, cuyo metal exhibió impecable firmeza y afinación, limpieza de trémolos, fiato y dinámica de primera línea.

 

“Gloria in excelsis Deo”

Consagrada a Vivaldi, compositor admirado y seguido por Bach, la segunda porción de la noche incluyó su magnífico “Gloria”, una obra maestra (con influencia de Giovanni Ruggieri) de alegría cristiana y mesurada concisión, página que contó con la participación de las voces femeninas del Grupo de Canto Coral, que bajo la vigorosa conducción de Néstor Andrenacci explayaron un alma diáfana, de unísonos puros, ello sumado a impecable entonación y esmerado cuidado de ataques y cierres.

 

En la interpretación de esta pieza se destacaron el fino oboísta Andrés Spiller (“Domine Deus”), nuevamente de la Rosa por su emisión franca y flexible, de irreprochable homogeneidad, y también la mezzo italiana Matteo Musso, elemento camarístico de primer nivel debido a su aterciopelado y parejo color, expresividad y esbelta línea. En cuanto al conjunto instrumental, cabe apuntar que se manejó a lo largo de toda la función con una rítmica serena pero bien marcada y un discurso casi alado, logrando en esta parte lo que Roland de Candé denomina la “plenitud sonora del tempo vivaldiano”, mensaje claro y espontáneo, expuesto por todos, asentado firmemente sobre la tonalidad.

 

No hay muchos lugares en el mundo fuera de Alemania en los que la tradición de Johann Sebastian Bach, su estudio y cultivo se mantengan con la dedicación y fidelidad con que se lo hace en Buenos Aires. Es por ello que en estos tiempos de abrumadora decadencia argentina en casi todos los órdenes, algunas realizaciones de nuestros connacionales (¿deporte, ciencia, artes?) emergen sorprendentemente con primera categoría internacional. Son muy pocas, y por ello mismo, debemos darles, como a ésta, el altísimo valor que les corresponde.

 

Calificación: excelente

 

Carlos Ernesto Ure