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En el ciclo del Museo Raggio

 

UNA VELADA DE MÚSICA DE CÁMARA DE ALTA CALIDAD

Fundación Rómulo Raggio

Sábado 14 de septiembre 2019

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 

 

Beethoven: Bagatela para piano “Para Elisa”, en la menor, WoO 59, y Ocho canciones escocesas del opus 108;

C. Schumann: Trío para violín, violoncello y piano, en sol menor, opus 17.

Víctor Torres, barítono, Haydée S. Francia, violín, Benjamín Báez, violoncello y Pierre Blanchard, piano.

 

El sábado 14, en el Museo de la Fundación Rómulo Raggio (Gaspar Campos 861, Vicente López)

Adquirido por Lorenzo Raggio en 1914 a Gregorio Esperón (dueño de mucho terreno en la zona), el palacio renacentista italiano de 1890 ubicado entre las calles Gaspar Campos, Carlos F.


Melo y Martín Miguel de Güemes fue remodelado y ampliado con impronta francesa alrededor de 1930 por su hijo Rómulo (el creador de las conocidas escuelas de artes y oficios). Emplazada en lo alto de la barranca en el corazón de Vicente López, en un predio de 5600 m2 realmente muy bonito y señorial, la propiedad es actualmente sede de la Fundación familiar, cuyo titular es Mario M. Raggio, y alberga habitualmente exposiciones de cerámica y dibujo, arte textil y escultura, grabado y fotografía, relieves y pintura.

 

Ello además de un meritorio ciclo camarístico, programado por Haydée S. Francia, que consta de ocho jornadas y se desarrolla con positiva respuesta de púbico siempre los sábados en el esbelto salón de música.

 

Beethoven y Escocia

En la última sesión, luego de una suave versión de “Para Elisa” (“la bagatela más famosa del mundo”), entregada con toque delicado y casi como desmenuzando cada nota por el pianista francés Pierre Blanchard, la velada prosiguió con ocho de las veinticinco canciones escocesas del opus 108 (hay otras del WoO 156), de Beethoven. Encargada por el editor Thomson, quien deseaba escuchar la música de su tierra con otro envoltorio, la serie (1817), de infrecuente abordaje en nuestro medio, exhibe armonizaciones, colores y diseños de alta categoría que realzan los aires tradicionales del país de Robert the Bruce y los Estuardo.

 

En su traducción se destacó el barítono Víctor Torres, quien a favor de una voz absolutamente pareja, dúctil y bien redondeada, se manejó con una línea cantábile plena de ricos matices y claroscuros. El trío instrumental se lució con vibrantes acentos en la telúrica “Bonny Laddie” (James Hogg), “Oh! How can I be blithe and glad” (Robert Burns) exhibió una dulce melodía en el violin, al tiempo que “Jeannie’s distress” (William Smyth) coronó la tirada con compases sumamente alegres.

 

Clara Schumann

El Ciclo de Música de Cámara del Museo Raggio comenzó el 13 de Abril (Dora de Marinis, Anaïs Crestin) y a razón de un programa por mes, concluirá el 9 de Noviembre (Xavier Inchausti, José Araujo). El próximo evento, conducido por Pedro Ignacio Calderón (19 de Octubre) incluye el “andante” del Sexteto opus 18, de Brahms, y nada menos que “Noche Transfigurada”, de Arnold Schönberg.

 

Con meritorio sesgo innovador en materia de repertorio, en la segunda parte de la velada que nos ocupa se ofreció el Trío para piano, violín y violoncello (1846), según George Hall la mejor de todas las composiciones de esa interesantísima figura que fue Clara Schumann. Obra romántica por donde se la mire, escrita en cuatro movimientos, su bella partitura revela energía, equilibrio, denso cromatismo.

 

Poco menos que decana como concertino de la Filarmónica, Haydée Francia se lució en su ejecución por su armonioso arco y la elocuente expresividad del “legato”, el joven cellista paraguayo Benjamín Báez, integrante de la misma Orquesta, acreditó sonido homogéneo, seguro y sedoso, mientras que Blanchard (con un Dörner que debiera ser mejorado) mostró impecables inflexiones, rítmica y musicalidad. El conjunto, en esencia, desplegó un entramado discursivo intenso, amable en el “scherzo”, exaltado en el “allegretto·, con perfecta compenetración grupal y precisa proporción.

 

Calificación: muy bueno

 

Carlos Ernesto Ure