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El recital de Rolando Villazón

Auditorio Nacional

Viernes 2 de agosto de 2019

 

Escribe: Néstor Echevarría (La Prensa 2019/08/04)

 

    
Rolando Villazón (tenor) y Daniel Barenboim (piano):

Programa con canciones de Manuel de Falla, Fernando Obradors, Silvestre Revueltas, Carlos Guastavino, Alberto Ginastera, Alberto Nepomuceno y Luis Antonio Calvo.


El tenor mexicano Rolando Villazón, nacido en 1972 en la capital azteca,  llegó por primera vez a nuestra ciudad en el marco del Festival Barenboim que se desarrolla en Auditorio Nacional del CCK, en esta su quinta edición.


Conocido animador de las actividades operísticas internacionales  desde hace dos decenios, en prestigiosos escenarios, su carrera tomó también un sesgo versátil últimamente, a partir de una operación de laringe que causó una interrupción de su frecuente labor en los teatros liricos, incorporando la dirección escénica y otras actividades como publicaciones y apariciones diversas que fueron  dandotestimonio de su laborartística.


Por lo tanto,  era muy esperada su presencia, que el público saludó de entrada, cuando acompañado del maestro Daniel Barenboim (a quien tributó sentidas palabras de agradecimiento ) al piano, ocupó el escenario de la Sala Sinfónica.


Un programa íntegramente  orientado a la canción de cámara española y latinoamericana fue entonces el motivo de esta sesión, comenzando con las  célebres “Siete canciones populares españolas“de Manuel de Falla, quien, como es sabido,  oriundo de Cádiz, se radicó en nuestro país hacia fines de su carrera afincándose y muriendo en Alta Gracia en 1946, donde permanece  la Casa-museo Falla.


Tradicionales canciones para voz y piano que fueron seguidas por otra serie de “Canciones clásicas hispanas”, del compositor catalán Fernando Obradors, donde destaca siempre la finura de “Del cabello más sutil”, interpretada con  marcado estilo. De ahí que toda esta primera parte  mostró al cantante manejando su fraseo intencionado y  expresivo, con dominio del género y sensibilidad, en un órgano fonatorio algo destimbrado en su color tenoril lirico de otrora, pero siempre afecto a una expresividad vocal y gestual,denotando su dilatada experiencia escénica.


Fue creciendo a partir del segunda parte del concierto con las “Cinco canciones de niños” del compositor mexicano Silvestre Revueltas (un representante clásico del país azteca) y pasó luego a lo nuestro, la selección dedicada alcancionero  argentino, con el  santafecino  Carlos Guastavino (tan especialista en la canción de cámara), y la siempre emblemática“Canción al árbol del olvido” de Alberto Ginastera, que rescata la “Vidalita” dentro de nuestro tradicionalismo popular,


Canciones del brasileño, nacido en Fortaleza y fallecido en Rio de Janeiro, Alberto Nepomuceno ( “Coraçao triste”) y del colombiano Luis Antonio Calvo (“Gitano”) fueron cerrando una intervención donde la fusión del intérprete y el pianista denotaron siempre una impecable aleación del canto con el instrumento en las manos del creador del Festival.


El numeroso público (y efusivo también) a la hora de los “encores” esperaba algunas arias conocidas, pero allí Villazón se orientó primero a otro ejemplo clásico de Guastavino ,como “La rosa y el sauce” y  cerrando ocurrentemente con el popular tango “Mano a mano”, de Gardel y Razzano,  con texto de Celedonio Flores,  donde el tenor mexicano se apoyaba visualmente en una hoja  que trajo a mano y que generó un hilarante encuentro con un público que lo recibió con efusivo afecto

 

Calificación: Muy bueno