La  Scala de Milan,  templo vivo de la ópera
                                    
    Teatro alla Scala, Milan
Martes 5 de febrero de 2019
      Escribe:  Néstor Echevarría (La Prensa.14/2/19)
    
Milán (Especial) El legendario Teatro alla Scala, legítimo orgullo de esta pujante ciudad de la Lombardia, ha emprendido su temporada actual con la consigna de un aniversario verdaderamente histórico: cumple doscientos cuarenta años de existencia.
      Fue  en 1778 su inauguración un 7 de diciembre, el dia del San Ambrosio, santo patrono  de la ciudad. Asi nació el magnífico proyecto del afamado arquitecto de  entonces Giuseppe Piermarini, impecable por sus condiciones acústicas, que  sentó un modelo  para el diseño en salas  de ópera con  forma de herradura, (alla  italiana, como se la califica). Y todo comenzó con el estreno de L’Europa  riconosciuta”, una ópera de Antonio Salieri, preparada especialmente para el  evento
      Después hubo muchísima historia en materia operística,  que bien refleja el Museo Teatrale ubicado a su flanco , trascurriendo desde la  gloria con el esplendor del género, hasta la amargura, cuando la Scala fue  bombardeada en los episodios de la  Segunda Guerra  Mundial. 
      Tras  la prolija reconstrucción siguió la trayectoria firme del gran teatro milanés  hasta que requirió un “aggiornamento” de sus instalaciones, y algunos  añadidos, obras del arquitecto suizo-italiano  Mario Botta que fueron entre 2002 y 2004, realzando su esplendente arquitectura  dieciochesca y logrando la adecuación tecnológica al presente. Por eso la  posibilidad para acometer temporadas extensas  como la presente de dieciséis operas programadas, además del ballet y los  conciertos y otras actividades.
      Estuvimos  presenciando  una exitosa versión de “La  traviata” verdiana, de un excelente nivel, acorde con tan gloriosa trayectoria,  donde el director surcoreano Myung–Whun Chung, nacido en Seúl hace sesenta y seis años, desde el podio , y la  veterana  “regista “  y directora de cine Liliana Cavani, nacida en  Módena, con  su  conocida y siempre vigente producción  escénica de esta ópera.  Actualmente, con  ochenta y cinco años,  ofreció una versión  de autentica calidad teatral y  de manejo  de las situaciones libretisticas. Cabe recordar que la Cavani estuvo en Buenos  Aires el pasado diciembre dirigiendo “Filomena Marturano” en el teatro Coliseo.  Vale entonces esa  lucida persistencia de  años en el  ilustre escenario “scaligero”.
      Cantantes  relevantes del presente como la soprano letona Marina Rebeka, de treinta y ocho  años, una impecable Violeta de categoría internacional, de      mostrando  cualidades vocales y escénicas en el plasmación del personaje titular,  acompañada por el tenor de origen francés Benjamín Bernheim  y el veterano barítono itálico Leo Nucci, a  quien mucho apreciamos en el Colón en varias ocasiones.
      Una buena y noble  performance de los cuerpos artísticos para la  opera de Giuseppe Verdi que  en sus doce  representaciones de esta temporada cuenta también con la presencia de la ascendente  soprano búlgara Sonya Yoncheva y del mismisimo Placido Domingo en el rol  baritonal de Germont  padre, en las  funciones de marzo.
      Un  publico operístico formado por la tradición misma, respetuoso de los momentos  de aplausos, en una bella sala  que luce  sus muchos años con esplendor siempre y que cumplimenta su icónica y resonante  presencia, en la ciudad que la acuna. Una presencia viva, como un genuino  templo para la ópera. 

