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LUCIO NESTOR GARROTE EN UNA NOCHE DE ARISTAS INTERESANTES

 

 

Teatro Colón

Jueves 18 de Octubre de 2018.

 

Escribe:Donato Decina

 

 

 

Decimoquinto Concierto de Abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.

Director José Luís Domínguez.

Solista: Néstor Garrote (Oboe).

 

Programa: Obras de Françaix, Berio y Albéniz/Fernández Arbós.

Jueves 18 de Octubre de 2018.

 

 

 

NUESTRA OPINION: MUY BUENO.

 

Esta velada deja como saldo positivo la descollante actuación de Néstor Garrote como solista. Acaso hoy por hoy el mejor en su instrumento,  el también Solista de la Orquesta acompañado por sus compañeros bajo la Guía del Director Chileno José Luís Domínguez (Actual Titular de la New Jersey Symphony Orchestra Academy), acometió dos trabajos de diferente tesitura pero en ambos casos de indudable raíz camarística.

 

En primer lugar “L’Horloge de Flore” de Jean Françaix. Una obra de mediados del siglo pasado, en la que el compositor parte del reloj de pétalos de flores diseñado por el Botánico Sueco Carlos Linneo, en el cuál cada hora esta marcada por una flor que abre sus pétalos en ese instante. Françaix toma siete de las veinticuatro horas y cada movimiento entonces lleva el nombre de la flor correspondiente a la hora seleccionada. Las horas son las 3, las 5, las 10, las 12, las 17, las 19 y las 21  y la música grafica el momento del día de acuerdo a cada hora abordada. Obra tonal, de tinte por momentos impresionista, permitió el lucimiento de Garrote que hizo gala de su exquisito sonido, su refinada técnica y su calidad interpretativa. La Orquesta se presentó muy ajustada y acompañó atenta en todo momento con una guía de Domínguez segura y precisa.

 

Luego Solista, Director y Orquesta ofrecieron “Chemins IV” derivado de”Sequenza VII” de Luciano Berio. Original para Oboe solo, luego Orquestada para 11 instrumentos junto al Oboe, en los que todos cumplen un rol solista, mereció una muy interesante explicación previa de Domínguez al Público, caracterizando a la composición de Beriocomo un viaje de Ida con llegada a un punto pero sin retorno al origen. Dado un acorde que permanece como referencia a lo largo de todo el trabajo, a veces llevado por el solista y a veces por los demás instrumentistas, diferentes secuencias de instrumentos se van alternando junto al solista en el discurso. Trabajo de sonoridades, de acordes sostenidos por la nota principal que permite llegar a destino como lo sostuvo el Director, resultó muy interesante como experiencia y fue muy bien recibido por el Público, el que por un instante le perdió el miedo a la vanguardia, premiando con agrado la labor de todos.


La segunda parte mostró un lugar mas conocido pero llamativamente poco  frecuentado. La Suite que Enrique Fernández Arbós orquestó  a partir de “Iberia” de Isaac Albéniz. El Director dispuso el orden de interpretación de manera tal que el momento mas célebre, “Triana”, se ubicó en el centro. “Evocación” y “Corpus Christi en Sevilla” la antecedieron y “El Puerto” y “El Albaicin”, la precedieron. No pareció la formulación ideal, ya que como era de esperar el final de “Triana” llevó al Público al aplauso espontáneo creyendo genuinamente que se trató del final, cuando aun restaban dos números mas. “Corpus Christi…” y la mencionada “Triana” fueron los puntos mas altos de una versión correcta y ajustada, pero carente de mayor profundidad. Con todo se lo percibió satisfecho al Director por el resultado final, aun cuando en mi caso, esperaba algo mas.

 

Donato Decina