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La Staatskapelle de Berlin en brillantes versiones

Sala Sinfónica del CCK

Viernes 13 de Julio de 2018

 

Escribe: Néstor Echevarría


Staatskapelle de Berlin.

Programa dedicado a Johannes Brahms: 

Sinfonia Nº 2 en Re Mayor, op.73

Sinfonía Nº 1 en Do menor, op.68

 Director:Daniel  Barenboim,En la Sala Sinfónica,del CCK, el viernes 13

 


Como parte integrante del Festival Barenboim del presente año, tuvo lugar en la Sala Sinfónica del CCK  el inicio del ciclo de conciertos de la afamada Staatskapelle de Berlin, orquesta que está participando en las funciones de “Tristán e Isolda” de Wagner en el Colón y que protagoniza el festival mencionado.


Es enorme su tradición, si pensamos que el origen de esta agrupación berlinesa se remonta al año 1570 en que fue fundada como orquesta de la corte de Brandeburgo, para luego fusionarse, cuando la creación de la Staatsoper Unter den Linden, que lleva ya 275 años de vida en la capital alemana.


Esta visita integral del organismo berlinés es también un motivo de gran  trascendencia en nuestro medio, y el concierto de referencia inauguró  así el ciclo dedicado a las sinfonías de Johannes Brahms (1833-1897)uno de los grandes pilares de la música germana del siglo diecinueve.


En el concierto que comentamos, figuraron las dos primeras sinfonías, de las cuatro que compuso el músico. Inteligentemente Barenboim alteró el orden numérico para reservar  la primera  para  finalizar la sesión. Exhaustivo conocedor  de  la producción brahmsiana, sabedor de que la tradición la ha impuesto como un hito.


¿Por  qué? Es que la  Sinfonía Nº 1 en Do menor, op.68 fue larga y fatigosa para el compositor de Hamburgo desde su inicio hasta la conclusión, dilatando casi tres lustros su estreno, que le valió ser considerado en su tiempo  como un digno continuador de Beethoven. El famoso director Hans von Bülow  la sentenció como la “Décima” (como metáfora hacia el genio de Bonn) como una supuesta continuadora de su obra.


Pues bien, este fue el final, apoteósico, de una versión admirablemente  expuesta con esos sonidos  envolventes, con una magistral batuta que de memoria, como en todas sus actuaciones, mostró un organismo perfecto, de sonido  cálido y preciso, de las diversas secciones, con  su propia disposición de los instrumentos.


Los notables sonidos de las cuerdas graves, al extremo izquierdo, las metales a la derecha y una percusión soberbia, central al fondo. Los cuatro movimientos de esta sinfonía brahmsiana fueron modélicos. Y el “Allegro “ final, con su tema cantábile de brioso y contundente efecto, arrancó una prolongada ovación.


Previamente había ocurrido otro tanto con la Sinfonía Nª 2 en Re mayor, op.73 que data del año siguiente, 1877, a la que atribuyeron algunos el nombre de “pastorale”, por la atmósfera evocada, acompañada por una fuerte tensión lírica. Aquí también todas las secciones de la magnífica orquesta berlinesa mostraron su disciplina y perfección. En suma, otra sesión del Festival Barenboim, que se  encumbra como un pico relevante en la presente temporada .

 


Néstor Echevarría


Calificación: Excelente