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Con Trevor Pinnock, Emmanuel Pahud y la Academia de Potsdam


UNA VELADA DE EXCELENCIA EN EL COLÓN

 

Teatro Colón

El lunes 12 de Junio de 2017

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 


Haydn: Sinfonía N° 47, en sol mayor, Hob. I: 47, “El palíndromo”;

Mozart: Concierto N° 2, para flauta y orquesta, en re mayor, K 314,

Sinfonía N° 29, en la mayor, K 201, “A media orquesta”;

Devienne: Concierto N° 7, para flauta y orquesta, en mi menor.

Emmanuel Pahud, flauta y Kammerakademie Potsdam (Trevor Pinnock).

 

 

La cuarta sesión de abono del Mozarteum, que tuvo lugar el lunes, en el Colón, alcanzó decididamente rango estelar. Se presentó en la ocasión la “Kammerakademie Potsdam”, agrupación de veintitrés miembros, que bajo la dirección del afamado maestro británico Trevor Pinnock, y con el concurso de Emmanuel Pahud, desde ya uno de los mejores flautistas del mundo, ofreció traducciones de ejemplar categoría, especialmente en lo que hace a Mozart.


Dominio absoluto
Actual solista de la Filarmónica de Berlín, Pahud (47) brindó una formidable cátedra de ejecución de flauta travesera. Con completo dominio de la columna de aire, giros de envolvente desenvoltura y una expresiva gestualidad, el instrumentista ginebrino lució óptimo caudal y notas sostenidas de modo impecablemente parejo en toda la extensión de su tesitura.


Cabe agregar a ello su asombrosa destreza para el despliegue de arabescos en legatos de vertiginosa velocidad y figuras de pequeños valores, coloraturas plagadas de síncopas e incisivos mordentes, “gruppetti”, escalas y un color siempre homogéneo, para terminar de calificar una labor que será realmente recordada.


Es cierto que nuestro visitante incorporó “per se” alguna cadencia destinada a su propio pavoneo; pero también lo es que si bien en una obra de François Devienne (1787) alternó pasajes de atrayente comunicatividad con otros meramente pirotécnicos, fue en el Segundo Concierto de Mozart (K 314) donde sus cualidades se manifestaron en todo su esplendor. Labio infatigable, refinamiento melódico y un fraseo de brillante estética, así como también una emisión de inmaculada pureza, contribuyeron a plasmar, en perfecta simbiosis artística con Pinnock, una versión francamente modelo.  


Mozart, pleno de luz
Reconocido internacionalmente por su tarea de tantos años como concertador de  “The English Concert”, Trevor Pinnock (70) se presentó esta vez al frente de un conjunto prusiano que sorprendió debido a su equilibrio y bella proyección. Con una sonoridad magníficamente ensamblada, que ocupó plenamente el espacio acústico, la Academia de Cámara de Potsdam acreditó ajuste, claridad de texturas y precisión notable en sus interrelaciones plásticas, ataques y cierres. 


El director de Canterbury, tan sobrio como convincente en su ademán, mostró amplia clase ya desde el comienzo, con una Sinfonía de Haydn manejada con natural solvencia. Pero se destacó particularmente en las interpretaciones mozartianas, luminosas, transparentes en su alma y articulación, manejadas con superior juego de silencios y claroscuros.


En este sentido, y sobre la base de una encumbrada musicalidad, Pinnock, siguiendo la mejor tradición, produjo con cromatismo vital y una métrica suave pero acabadamente acentuada una edición de la Sinfonía N° 29 de perfecta dinámica y bellas y armoniosas líneas, con el agregado de una serie de sutilezas de llamativo encanto en el “andante”.


Calificación: excelente 

                      
Carlos Ernesto Ure