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En la Metropolitan Opera House, y con grandes voces


UNA DESLUMBRANTE PUESTA DE “AIDA”

 

Metropolitan Opera House

Nueva York

Sábado 12 de Noviembre de 2016

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure



Nueva York (especial)- Función de “matinée” (sábado, 12 hs.). La gran sala dorada nuevamente repleta. Una orquesta que para las óperas de repertorio, da la impresión que basta con darle el primer ataque para que a partir de ahí se deslice sola. Un concertador (Marco Armiliato) musical, enérgico, cuidadoso, de primer nivel. Y una puesta en escena absolutamente majestuosa en su concepción, realización y refinamiento estético.

Producción esplendorosa
Sin duda el pináculo de la carrera de Sonja Frisell, el cuadro visual de “Aida”, realista, bien proporcionado, impresiona debido a la grandiosidad de sus imágenes, la plasticidad del montaje y su calidad teatral (los decorados son de Gianni Quaranta). Utilizando una escenografía de excelente movilidad vertical (aun en distintos planos superpuestos) y numerosísimos figurantes (la escena de la marcha triunfal fue impactante), todos y cada uno de los infinitos detalles de la representación parecieron estudiados con esmero y arte superior, lo que se vio reflejado incluso en convincentes desempeños individuales y en los movimientos de masas.

Párrafo aparte merece el vestuario: creado por Dada Saligeri para tantas personas, cabe afirmar que los figurines sorprendieron debido a la exquisitez de sus colores, formas y diseños, todo lo cual, sumado a la criteriosa iluminación trazada por Gil Wechsler,  contribuyó a plasmar un espectáculo verdiano espléndido, difícilmente olvidable.

Voz privilegiada
En lo que hace al reparto, el tenor Marco Berti (Radamés) acreditó metal terso, parejo, seguro y vibrante en agudos y pasaje, el bajo Dmitry Belosselskiy (Ramfis) exhibió sólida autoridad y nuestra conocida, la mezzo rusa Ekaterina Gubanova (Amneris) lució ricos armónicos y atildada línea. Pero la estrella de la velada fue decididamente Liudmyla Monastyrska (Aida). Dueña de una trayectoria ya muy importante (la Scala, París, Berlín, Covent Garden, Berlín, Salzburgo), la soprano ucraniana mostró metal dramático homogéneo, tan opulento como lozano, proyectado con temperamento y sin esfuerzo. Con cálido color, impecable técnica y cómodo recorrido por toda la tesitura, la cantante de Kiev está llamada a ser sin duda una relevante Turandot.

Calificación: excelente
                                                                     
Carlos Ernesto Ure