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En el Coliseo, en la temporada de Nuova Harmonia

 


UNA VISITA MUSICAL DE SIBERIA

 

Nuova Harmonia, Teatro Coliseo

Viernes 22 de Abril de 2016

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure (La Prensa)


Glinka: Obertura de la ópera “Ruslán y Ludmila”

Rachmaninov: Concierto Nº 2, en do menor, para piano y orquesta, opus 18

Rimsky Korsakov: Sheherazade, suite sinfónica, opus 35.

 

Xiayin Wang, piano

Orquesta Sinfónica Estatal de Siberia (Vladimir Lande).

 


La Sinfónica Estatal de Siberia se presentó el viernes en el Coliseo, en segunda función de abono de Nuova Harmonia, en una velada integrada por obras bien conocidas de autores rusos, que ofreció interesantes aristas. Conducido por el brioso maestro Vladimir Lande, el organismo visitante, se lo debe decir, lució filas algo desparejas, pero lo cierto es que alguna debilidad en las maderas y la estridencia de los bronces (sobre todo las trompetas), fue compensada por unas cuerdas de primer nivel, en las que sobresalieron violines y cellos.


Destacada pianista
Luego de una vibrante traducción de la obertura de “Ruslán y Ludmila”, tal vez demasiado veloz para las posibilidades de articulación de la orquesta, Xiayin Wang intervino como solista en el Segundo Concierto, de Rachmaninov.
Pianista joven formada en Shanghai, con gran carrera en los Estados Unidos, su desempeño ofreció varias lecturas. Por un lado, mostró toque fornido (sin golpear para nada), dedos fuertes, incisivas acentuaciones rítmicas y perfecta claridad de sonido. Sin embargo, su fraseo, desde ya anti-almibarado, pecó de cierto enfervorizado mecanicismo y relativo detenimiento expresivo. En el balance, de todos modos, el mensaje, absolutamente compartido por el conductor, por encima de cualquier tecnicismo llegó con envolvente comunicatividad, y esto, sin duda, fue lo más valioso.


Las mil y una noches
En la segunda sección de la noche la agrupación de Krasnoyarsk abordó la suite “Sheherazade”, trabajo verdaderamente espléndido de Rimsky Korsakov, y lo hizo con lenguaje compacto, señalado vuelo y paleta multicolor. Sin desbordes y con ajuste a la mejor tradición estilística, la versión de esta pieza de inspiración orientalista se oyó siempre armoniosa, fluida, tensa.


Calificación: bueno


Carlos Ernesto Ure