Menu principal

 

“Las Bodas de Fígaro” por Juventus Lyrica

 

 

Una versión agradable

 

Teatro Avenida

Viernes 10 de Julio de 2015

 

Escribe: Graciela Morgenstern

 

 

 

Las Bodas de Fígaro.

Opera en cuatro actos de Wolfgang Amadeus Mozart

Libretto de Lorenzo Da Ponte

 

Fígaro: Juan Salvador Trupia y Rodríguez

Susanna: Maria Goso

Conde: Fernando Grassi

Rosina: Oriana Favaro

Cherubino: Cecilia Pastawski

Bartolo: Walter Schwartz

Marcellina: Maria Cecilia Pérez San Martín

Don Basilio: Norberto Lara

Barbarina: Julieta Fernández Alfaro

Don Curzio: Norberto Lara

Antonio: Walter Schwartz

 

Dirección Musical: Hernán Schwartzman

Dirección Escenica: María Jaunarena

 

Coro de Juventus Lyrica - maestro preparador: Hernán Sanchez Arteaga

Orquesta de Juventus Lyrica

Escenografía e iluminación: Gonzalo Cordova

Vestuario: María Jaunarena

 

 

Obra maestra que integra la trilogía Da Ponte, junto a Cosi fan tutte y Don Giovanni, Las bodas de Figaro toma como sustento literario la pieza de Pierre Caron de Beaumarchais, que Lorenzo Da Ponte transformó en un libreto que echa una profunda mirada crítica a la burguesía decadente de la Europa de fines de 1700. Su estreno mundial fue en Viena, el 1 de mayo de 1786 y llegó a Buenos Aires el 29 de junio de 1928, en versión alemana. Luego, desde 1931, se cantó en el original italiano.


Mozart aprovechó la filosa palabra del escritor para componer una ópera que traza un sutil corte longitudinal en las relaciones humanas de vísperas de la Revolución Francesa. Los signos de la decadencia moral estaban enquistados y sólo necesitaban un estímulo para estallar, en una suerte de locura de los sentidos. Se trata de una comedia de costumbres basada formalmente en el teatro de enredo con vivas situaciones y personajes bien caracterizados. Para esta comedia, Mozart compuso una partitura elegante y luminosa, con un constante equilibrio entre gracia y picardía, chispa y sensibilidad.


Esta versión resaltó los aspectos más graciosos de la obra y resultó agradable. La puesta en escena de María Jaunarena tuvo dinamismo y nervio. Los humores subyacentes fueron debidamente explotados y la psicología de los personajes estuvo bien delineada. La escenografía de Gonzalo Córdova fue simple pero brindó la intimidad necesaria para la mayoría de las escenas. La iluminación y el vestuario fueron adecuados.


En tanto, la batuta de Hernán Schvartzman estuvo compenetrada con la partitura, si bien hubo algunos desajustes en la afinación.


En el plantel de cantantes, se destacó el Cherubino de Cecilia Pastawski, desempeñándose con buena línea de canto y musicalidad. Demostró un buen manejo de su voz en la realización de matices y actuó con naturalidad y desenvoltura. Sus dos arias, “Non só piú” y  “Voi che sapete” fueron muy expresivas.


Oriana Favaro como Rosina, la Condesa de Almaviva, otorgó a “Porgi amore” y “Dove sono”,  la melancolía que las mismas exigen, cumpliendo una labor correcta, aunque por momentos su canto carecía del peso vocal que la parte requiere.


María Goso fue una Susanna de voz fresca y de timbre cristalino. Puso chispa y empeño a su personaje, aunque tendió a una cierta imprecisión en los ataques en su aria del último acto.


Con voz de timbre grato y homogéneo y justa afinación, Juán Salvador Trupía y Rodríguez se movió con suficiente soltura en el papel de Fígaro. Cantó con notoria convicción y buen fraseo. Seguro en su personaje, eje central de toda acción, presentó un Fígaro en el que no se evidenciaron dejos de fatiga.


El Conde de Almaviva encontró en Fernando Grassi un intérprete genuino de gran nivel, ajustado al estilo, con voz pareja en toda su extensión y sobresaliente en lo actoral. Dio relieve al personaje.


María Cecilia Pérez San Martín desarrolló una buena labor como Marcellina, mientras que Walter Schwartz como el Doctor Bartolo, fue más convincente actoralmente que  vocalmente y Norberto Lara fue un digno intérprete de Don Basilio. El Coro de Juventus Lyrica, bajo las órdenes de Hernán Sánchez Arteaga,  fue eficaz en sus intervenciones.  

 

En general, una versión agradable para un argumento que constituye una crítica a los privilegios de los poderosos.