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"Quartett", ópera de cámara de Luca Francesconi


Todo spiel y nada sing

Teatro Colón

Viernes 19 de Junio de 2015

 

Escribe: Andrés Hine

 


"Quartett", ópera épica en un acto

Luca Francesconi - Texto y música.

 

Allison Cook- Marquesa de Merteuil

Robin Adams - Vizconde de Valmont

 

Iluminación de Marco Filibeck

Proyecciones de Franc Aleu

Escenografía de Alfons Flores

Vestuario de Lluc Castells

"Régie" de Álex Ollé (La Fura dels Baus)

 

Orquesta Estable del teatro Colón (Brad Lubman).

 

La opera Quartett se estreno en la Scala de Milan en 2011 y esta basada en la obra de teatro del autor Alemán Heiner Müller, adaptada a su vez de ’ Les Liaisons Dangereuses' de Laclos. Haciendo una mezcla del texto original, personajes y argumento como también combinando orquesta con sonido grabado, muestra a Valmont y la Marquise de Merteuil burlándose, denigrándose y recriminándose en un una forma abusiva pero verídica. Y mientras esto trancurre, personifican dos de sus propias víctimas. De aqui proviene el titulo de Quartett.

 

Siguiendo el libretto de la obra de Muller, hay muy poco contenido narrativo o de desarrollo de personajes, solamente una violenta batalla del los sexos, con frases y descripciones gráficas que causarian vergüenza fuera de este contexto. Todo llega a un climax cuando Merteuil le da un vaso envenenado a Valmont.

 

Aunque relativamante corta, Quartett posee dificultades técnicas formidables para sus dos cantantes. Ambos tuvieron buen rendimiento aunque Allison Cooke no se destacaba por la belleza de su tonalidad. Robin Adams fue vocalmente más fuerte a pesar de algunos momentos forzados. La partitura no ofrecia oportunidades para desarrollar una linea de canto tradicional. Por ende el título de esta nota. Uno piensa en un singspiel tradicional como La Flauta Magica donde se puede estar deseando que termine el spiel para que comienze el sing, pero ese momento nunca llega. En el concepto tradicional de lo que se describe como una ópera, esto deberia considerarse como un punto negativo de importancia. Para contrarrestar la falta de canto ambos protagonistas se distinguieron por sus aptitude actorales, mientras que la orquesta, bajo la dirección de Brad Lubman, se desempeño de una manera adecuada.

 

Esto nos trae a un punto de debate sobre el cuál hemos leido múltiples opininiones acerca de esta obra. Algunas la elogian mientras que otros la vilifican, pero nadie queda indiferente. Ciertamente tiene aspectos interesantes, buenas actuaciones, libreto inquietante, efectos especiales inusuales y atractivos. Pero esas mismas discusiones raramente mencionan la calidad de la música. En la opinión de este crítico el componente central de una ópera es su partitura, y en especial las partes vocales. Con los compositores contemporáneos la melodia tradicional desaparece y nos encontramos con partituras que no estan concebidas en terminos de lo que la voz puede hacer usando en su lugar ritmos, acordes y saltos entre notas no convencionales.

 

El muy conocido y respetado musicólogo Jorge D'Urbano nos brinda, al principio de su recomendado libro 'Como escuchar un Concierto', la siguiente frase: "Nadie aprecia el valor de algo si antes no lo comprende"'. Esto es cierto para las artes en general, la música en particular, y en especial para la música contemporánea, en la que muchos encuentran grandes dificultades para entender. Y en este tipo de obra hay mucho que comprender. Cabe entonces preguntarse si es razonable esperar que un público acostumbrado a Mozart, Rossini, Verdi, Wagner y hasta el verismo de Puccini, pueda comprender y disfrutar de una obra de esta naturaleza. Teniendo en cuenta la afirmación anterior de que la música es la piedra fundamental de una opera, una pregunta que nos podemos hacer y contestar honestamente es: 'compraría yo el CD de Quartett y lo escucharía de punta a punta como lo hago con Don Giovanni, Don Carlo o Norma?'. En mi caso la respuesta sería un contundente NO.

 

La puesta de La Fura dels Baus resultó relativamente simple pero interesante. Encontraron la forma de reducir el gran escenario del Colón a un espacio más intimista requerido por el libreto y los únicos dos actores. Una especie caja suspendida a unos tres metros sobre el nivel del escenario simulaba una habitación en una gran mansión, ilusión que fué proporcionada por proyecciones iniciales y finales. La iluminación fué diseñada inteligentemente, proporcionando el ambiente necesario para cada escena como también la división de estas.

 

La conclusión a la que llegamos es que Quartett tiene sus méritos como obra moderna, y que es digna de ser presentada en un teatro como el Colón, pero no como parte de la temporada central de ópera. De solamente ocho puestas en la temporada 2015, dos son contemporáneas (Quartette y el Ángel del Fuego estrenada en 1954). Para muchos que pagan los elevados precios de los abonos esta proporción no es aceptable. Se han escrito gran cantidad de operas en los últimos cien años, como los de Alban Berg, Arnold Schoenberg, Benjamin Britten, Dmitri Shostakovich, Hans Werner Henze, Mario Perusso y Esteban Benzecry entre otros. Suficiente como para justificar una temporada de ópera contemporánea que se deasarrolle simultáneamente con la tradicional.