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Ultima función en el Colón

 

Teatro Colón

Martes 2 de Diciembre de 2014

 

Escribe: Diego Montero

 

Madama Butterfly, de Giacomo Puccini
Elenco: Liana Aleksanyan, James Valenti, Guadalupe Barrientos, Igor Golovatenko, Sergio Spina, Mario De Salvo, Fernando Grassi, Fernando Radó y otros
Coro Estable del Teatro Colón. Director: Miguel Martínez
Dirección de escena, Iluminación, escenografía, vestuario y régie: Hugo De Ana.
Orquesta Estable del Teatro Colón. Director: Ira Levin

 

Nuestra Opinión: REGULAR

 

Una noche hermosa, fresca y apacible fue el marco para el cierre de la temporada lírica del Teatro Colón con la representación de una de las óperas más queridas de la historia por el público como lo es Madama Butterfly de Puccini.

 

La solemnidad, el respeto y la emoción que siempre nos causa el ingreso al magnífico teatro y la ansiedad y nerviosismo que antes del inicio de cada función nos invade, se vieron disipados por una protesta, la segunda que presenciamos, de los integrantes de la Orquesta Estable. Por ahora, dando muestras de civilidad pocas veces vista en la Argentina, las protestas de los músicos solo se limitaron a levantar durante pocos minutos, tanto al comienzo como al final del espectáculo, pequeñas pancartas con diferentes leyendas que resumían los motivos del descontento. Pero es claro que la tensión va en aumento, que el conflicto no se resuelve y que los problemas dentro del teatro están por hacer erupción.

 

La propuesta del director de escena Hugo de Ana estuvo ajustada a las tendencias que buscan el predominio del aspecto visual sobre el musical. Y en el caso de una obra de Puccini ese criterio es un error. El compositor italiano además de ser un genio de la composición musical fue un genio del teatro ya que pormenorizó cada uno de los objetos y movimientos que la obra requiere. Un sinnúmero de detalles como ninjas en posiciones “karateca” y sin equilibrio, Pinkerton jugando al béisbol, un travesti como madre de Cio-Cio San, un marinero tocando el saxo, varias gruesas sogas que atravesaron el escenario con largos ramilletes de papel blanco simulando flores que en realidad se asemejaron más a un tender de ropa, mariposas y flores por doquier son solo algunos de los elementos incorporados por De Ana. Y solo para citar uno de los tantos errores conceptuales en la escena, en el final del segundo acto, Puccini escribe una de las páginas más conmovedoras de la ópera; el famoso coro a “bocca chiusa”. En esta escena la tensión dramática crece paulatinamente porque las horas pasan y el amado no llega. Y toda esa angustia está magníficamente pintada en la música y nada debe interrumpir la concentración del público en ella. Pero no se pudo lograr esto porque De Ana agregó inmensas imágenes cinematográficas que directamente arruinaron el clima de la obra.

 

La versión del director de orquesta Ira Levin en líneas generales fue “gruesa”. En muy pocos momentos consiguió las transparencias y sutilezas del sonido. Por lo general se abocó a una lectura pareja, desapasionada y superficial, y fueron importantes los desajustes con el coro. Fue bueno el rendimiento tanto de la Orquesta como del Coro Estables preparado por Miguel Fabián Martínez.

 

La soprano armenia Liana Aleksanyan como Cio-Cio San (reemplazante de Patricia Racette) tuvo un rendimiento técnico con buena afinación y volumen (salvo en la zona grave del registro) pero poco fiato, no aportó nada significativo y respetó las indicaciones musicales del director de orquesta. El testimonio de mi hija Guadalupe de 12 años cierra conceptualmente estas ideas: ¡No me hizo llorar!!


El tenor norteamericano James Valenti como Pinkerton, al que abuchearon en la primera función, tuvo un pobre desempeño vocal con graves dificultades en la zona aguda. Además, para que se lo pudiera oír, forzó la emisión acrecentando de ese modo la tensión, y su afinación no fue precisa. Fue bochornoso escuchar su interno final amplificado y seguramente grabado con anterioridad.


Excelente fue el trabajo tanto de la mezzosoprano argentina Guadalupe Barrientos (Suzuki) como del barítono ruso Igor Golovatenko (Sharpless) porque ambos aportaron musicalidad y buen gusto y lograron recrear con acierto a sus respectivos personajes.


Impecable la intervención de Sergio Spina como Goro y muy bueno los aportes de Fernando Grassi (Yamadori), Fernando Radó (Bonzo) y Mario de Salvo (Comisario Imperial). No le quedó muy cómodo el papel de Kate a Gabriela Ceaglio y fue atinada y simpática la actuación de Matías Roming como el hijo de Butterfly.

 

El cierre de la temporada lírica 2014 del Teatro Colón mantuvo la ya habitual pobreza artística.