Menu principal

 

Con Martha Argerich y Daniel Barenboim


"LES LUTHIERS” EN EL TEATRO COLÓN

Teatro Colón

Sabado 9 de Agosto de 2014

 

Escribe: Carlos Ure


 

Stravinski: “La Historia del Soldado”, con texto de Charles Ferdinand-Ramuz

Saint-Saëns: El Carnaval de los Animales.

 

Martha Argerich y Daniel Barenboim, pianos,

miembros de la West-Eastern Divan Orchestra y “Les Luthiers”. El sábado 9, en el teatro Colón

                                                               
Con su sello humorístico particular y reiterado, que a muchos convence y a otros no, “Les Luthiers” se presentaron el sábado en el Colón, en el marco de un ciclo denominado “abono estelar”. La velada, por cierto poco trascendente desde el punto de vista artístico, constituyó antes que otra cosa una suerte de “divertimento”, en el que tuvo parte sustancial Daniel Barenboim (pianista-director-actor-bailarín).


Obra desvirtuada
La sesión se inició con “La Historia del Soldado”, de Igor Stravinski, acción musical “para ser representada, narrada y danzada”, despojada en este caso, inexplicablemente, de su faz teatral. Sentados, estáticos y de “smoking”, Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich y Carlos López Puccio oficiaron como meros recitantes, modificando además el texto del escritor suizo Charles-Ferdinand Ramuz con multitud de “morcillas” y “boutades”. Como resultado de semejante enfoque, esta bella farsa, cáustica y profunda, se transformó en una suerte de juguete cómico, lo que desvirtuó por completo la sugestión y esencia de sus contenidos.


Batería de cocina y tubófono           
En la segunda sección el protagonismo de “Les Luthiers” fue aún mayor, toda vez que intercalaron comentarios y juegos de palabras previos a cada uno de los números de “El Carnaval de los Animales”, y colaboraron en su ejecución con sus propios instrumentos: “bajo barrítono” y “bass pipe”, “dactilófono”, “glisófono pneumático”, “batería de cocina”, “tubófono silcónico cromático”, ”bolarmonio” y “gom-horn natural”, entre otros alocados inventos.


Además de entrecortada, la deliciosa suite de Camille Saint-Saëns, como bien puede imaginarse se oyó afeada, lo cual pareció lamentable sobre todo en cuanto esos ruidos extraños se superpusieron con el bello lenguaje y el toque clarísimo, neto y fino de Martha Argerich (“El cucú en la espesura del bosque” y “El cisne”).


Intervino en el espectáculo un grupo de trece músicos de cometido ajustado(fueron muy interesantes las fusiones del xilofón y la “glasharmonika”), entre los cuales se destacaron el esforzado violinista Michael Barenboim (hijo del maestro), la pulcra percusionista Noya Schleien y el sólido contrabajista Burak Marlali. +


Carlos Ernesto Ure