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Festival Strings Lucerne, en el ciclo de Nuova Harmonia

 

RESPETABLE LABOR DE UNA ORQUESTA DE CÁMARA

 

Teatro Coliseo

Miércoles 26 de Junio de 2013

 

Escribe: Carlos Ernesto Ure

 

 


Suk: Meditación sobre el Coral de San Wenceslao, opus 35

Respighi: Suite Nº 3, de “Danzas y Arias Antiguas”

Wettstein: “Verdi’s Dream”

Tchaicovsky: Meditación, de “Recuerdos de un Lugar Querido”, opus 42, Vals-Scherzo, opus 34 y Serenata en do mayor, opus 48.

 

 Festival Strings Lucerne (Daniel Dodds).

 

 

El miércoles se presentó en el Coliseo la Festival Springs Lucerne, conjunto camarístico de diecinueve miembros que Wolfgang Schneiderhan y uno de los Baumgartner fundaron en 1956, y la sesión, cuarta de abono de la temporada de Nuova Harmonia, se desenvolvió en general dentro de carriles de impecable   decoro, sin ir excesivamente más allá.


Sonido claro
Digamos como punto de partida que la agrupación suiza lució perfecta sincronización y balanceo de planos, ajuste, musicalidad íntimamente compartida y calidad valiosa y pareja en sus cinco filas. Ello no obstante, y al margen del sedoso canto de las violas, el timbre global de la orquesta,  influido por los primeros y segundos violines resultó por momentos muy desleído y falto de calidez, de notas demasiado claras y descubiertas (¿cuestión de escuela?).


La jornada se inició con una pieza de 1914 del checo Josef Suk, un coral austero, de contrapuntos disonantes y descarnado rigor, seguido (¡vaya el cambio!) por cuatro números de las antiguas danzas y cantos para laúd, de Ottorino Respighi (1937), en cuya traducción el grupo suizo desplegó cadencia elegante (“Sarabanda”), rítmica vivaz (“Siciliana”) y logrados pianíssimos (“Passacaglia”).


Más tarde, una paráfrasis-fantasía sobre la ópera “Macbeth” perteneciente al compositor helvético Martin Wettstein (2001), pareció en definitiva un rimero de armonizaciones y transiciones sobre varios motivos-fuerza del título verdiano. Influida por “clusters”, “glissandi”, trazos espectrales, frenesí, todo un tanto abstracto, “Verdi´s Dream” fue objeto de una versión animada,  bien llevada métricamente.   

   
Tchaicovsky
La segunda parte de la velada fue dedicada por entero a Tchaicovsky, marco en el cual se desempeñó como solista el concertino australiano Daniel Dodds, guía del grupo, quien en la Meditación (andante), opus 42, y en el rapsódico Vals-Scherzo del opus 34 (y 7), trabajos ambos dicho sea de paso de cierto cariz almibarado, acreditó seguridad y firmeza, arco incisivo y afiligranado lirismo (especialmente en el sector sobreagudo).  


Ya en el final, las Cuerdas del Festival de Lucerna abordaron la Serenata opus 48 que el autor de “El Lago de los Cisnes” elaboró en la reluciente tonalidad de do mayor, lo cual fue un error. Es que  esta genuina creación maestra, de arrebatadora elocuencia en su concisión expresiva, pierde desde ya su vuelo dominante, su nervio y esplendorosa intensidad en su reducción a un pequeño conjunto (¡de un solo contrabajo!). Sin perjuicio de algún atisbo de mayor meditación ello se vio acentuado, a mayor abundamiento, por un fraseo en muchos momentos veloz y turbulento, que soslayó sus vitales inflexiones.