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LUCIO LA SINFONICA EN ATRACTIVO PROGRAMA

 

La Orquesta Sinfónica Nacional en Belgrano

1 de Junio de 2012

Auditorio de Belgrano

Escribe: Donato Decina

 

 

Concierto a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional,

Director: Guillermo Becerra.

Solístas: Delmir Lulja (violín), Luís Caparra (órgano).

Programa:

- Cecilia Pereyra: Y su Sombra (Estreno-Premio S.A.D.A.I.C. 2011),

- Schumann: Concierto para Violín y Orquesta en Re menor.

- Saint-Saëns; Sinfonía Nº 3 en Do Menor (Con órgano).

 

 

Ante un Auditorio que rebozó de público, la Sinfónica Nacional ofreció una vez más, muestras de su indiscutida calidad, esa que le permitió dos años atrás ser galardonada como la mejor orquesta de nuestro medio.  Un programa bien estructurado con un estreno argentino y dos obras significativas y llamativamente poco frecuentadas en los programas de concierto, fue razón más que suficiente para lograr el lleno mencionado.


Es indudable que Guillermo Becerra tiene carisma, es harto comunicativo y logra transmitir a la orquesta lo que se propone con convicción, logrando de ella la respuesta que él desea, y también es evidente que la orquesta así lo entiende y se crea un ida y vuelta único con el consiguiente beneficio al oyente. Ya se había tenido una prueba de ello en abril pasado, en ocasión de asistir por las pantallas de T.V., a la transmisión del mega concierto de Mar del Plata con motivo de la evocación de los 30 años del inicio de las no deseadas hostilidades de 1982, en donde Orquesta y Director con la ayuda de otros organismos Nacionales y Locales, ofrecieron una depuradísima versión del Requiem de Hector Berlioz (la segunda en el país y primera en el interior).


Aquí el sentimiento siguió intacto. En primer lugar, asistimos al estreno de “Y su Sombra” de Cecilia Pereyra, obra que mereciera el Premio de S.A.D.A.I.C. a la composición del año 2011- Obra densa , con serio tratamiento de las disonancias va transcurriendo su discurso hasta ir apagándose en forma progresiva, con sectores que suenan aisladamente logrando un efecto sobrecogedor. Se logró una interpretación comprometida, recibiendo una cálida recepción del público como retribución a la compositora y a la labor de los intérpretes.

 

Luego de escuchar la versión ofrecida de Concierto en Do Menor para Violín y Orquesta de Robert Schumann uno se pregunta el por qué de su ausencia de las salas de Concierto. ¿Será porque es una de las obras más personales de ese increíble período final de su existencia?. ¿Será también por las dificultades que tiene  que enfrentar el solista a lo largo de la misma?- Como quiera que sea se escuchó un interesante enfoque que encontró a Delmir Lujla (Integrante de la fila de primeros violines de la agrupación) como el correcto traductor de la misma. Tal vez no tenga un sonido caudaloso, pero tuvo en su favor correcta afinación, pulcritud en los pasajes de bravura y plena integración con la Orquesta y el Director. Becerra, reconocido “Schumaniano” al fin, aunque muchas veces no pueda mostrar esa veta en los programas que le invitan a dirigir, logró un acompañamiento con pasajes de bello sonido, buen empaste y comunión de ideas con el solista.

 

El cierre fue a pleno con la siempre bienvenida Sinfonía Nº 3 de Camille Saint-Saëns, donde la Orquesta lució en una versión vibrante, sin fisuras. Un inspirado Becerra transmitió apasionamiento, compromiso y el realce corrió por cuenta de Luís Caparra, acaso el mejor organista actualmente en nuestro país, con una participación de antología como pocas que este cronista recuerde para esta obra.

 

La justiciera ovación entregada por la concurrencia premió la magnífica labor de los intérpretes. Es de esperar que las próximas presentaciones mantengan el extraordinario nivel de esta velada inolvidable.

 

DONATO FABIAN DECINA