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Brillante actuación del barítono Omar Carrión

Interesante versión de una obra injustamente olvidada

Escribe: Graciela Morgenstern(ACMA)

 

TEATRO AVENIDA, Domingo 18 de Julio

organizada por Buenos Aires Lírica (BAL).

 

 

BELISARIO, ópera en tres actos de Gaetano Donizetti.
Libreto: Salvatore Cammarano

Elenco: Omar Carrión (Belisario), Christian Peregrino (Giustiniano), María Luz Martínez (Antonina), Vanina Guilledo (Irene), Santiago Bürgi (Alamiro), Gabriela Ceaglio (Eudora), Gustavo De Gennaro (Eutropio), Walter Schwarz (Eusebio), Julián Zambó (Ottario), Lucas Somoza (Un centurión). Coro de Buenos Aires Lírica y orquesta.
Director de coro: Juan Casasbellas.
Dirección musical: Javier Logioia Orbe.
Dirección escénica, escenografía y vestuario: Marcelo Perusso.
Diseño de iluminación: Rubén Conde.
Sala: Teatro Avenida

 

 

Siempre es una experiencia grata disfrutar de obras poco representadas. Tienen el sabor de lo desconocido y parecen nuevas, aunque no lo sean. Luego del éxito de Lucia di Lammermoor, Donizetti y Cammarano trabajaron juntos nuevamente, en la creación de Belisario. La historia se centra alrededor de un militar del Imperio bizantino que recuperó gran parte de los territorios ocupados por los bárbaros en el siglo VI. Acusado de traición al emperador y de asesinar a su propio hijo, es condenado a mendigar, después que le arrancaran los ojos, acompañado por su hija Irene.


Belisario no se representó hasta que en 1969, el director de orquesta Giannandrea Gavazzeni la exhumó en el Teatro La Fenice, Venecia, donde luego fue destruída en el incendio que aconteció en dicha sala en 1996.

Buenos Aires Lírica la reconstruyó para encarar esta puesta, sobre la base de una reducción para canto y piano, un manuscrito apócrifo de la época y grabaciones comerciales. Pero el esfuerzo bien valió la pena.

 

Esta ópera, a diferencia de la tradición belcantista, se centra en la relación padre – hija, en vez de hacerlo en la pareja amorosa. Por otra parte, incorpora mayor cantidad de conjuntos, decentralizando de esta manera, innovadora para su época, la importancia del solista.


Marcelo Perusso, a cargo de la dirección escénica, escenografía y vestuario, creó una ambientación de estilo bizantino, con algunas escenas de gran refinamiento y simbolismo y otras en que el escenario parecía atiborrado, con elementos escenográficos en demasía. Un desacierto fue el uso de telas ondulantes para simbolizar el mar, lo que constituyó un recurso muy primario. En cuanto a la marcación escénica, si bien la misma estuvo signada por cierto estatismo, no desentonó con el carácter de la obra.


Omar Carrión en el rol protagónico, exhibió su depurada técnica, excelentes recursos musicales y sentida actuación. Si bien su voz no es muy voluminosa, el uso que hace del fiato y su encuadre estilísticoes tan perfecto que siempre da placer escucharlo. La soprano María Luz Martínez encarnó a Antonina, una parte que pareció sobrepasarla. Abusó del uso de pianissimi, atacó desde abajo las notas agudas, comprometiendo de esta manera, la afinación. De todas maneras, interpretó el personaje con gran entrega, al igual que la mezzosoprano Vanina Guilledo, a cargo de Irene, quien exhibió una voz pareja en todo su registro, con interesantes matices. Su participación fue especialmente sólida en los muchos concertantes que posee la obra. Santiago Bürgi asumió el rol de Alamiro/Alexis, con elegante fraseo y depurado estilo belcantista. En tanto, el bajo Christian Peregrino dio carácter y autoridad vocal al papel del  emperador Justiniano I.


El Coro de Buenos Aires Lírica, bajo la dirección de Juan Casasbellas se destacó en las numerosas escenas de conjunto.


Javier Logiola Orbe condujo la orquesta con energía pero sin dejar de lado las sutilezas de la partitura. Por momentos, sonó un tanto fuerte, lo que hizo que algunos cantantes resultaran inaudibles. Pero en general, el resultado fue muy bueno.


Al finalizar los largos aplausos que siguieron la conclusión de la obra, gran parte del público se retiró de la sala preguntándose por qué esta ópera no se representa con mayor frecuencia.

 

 

Graciela Morgenstern (ACMA)