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Reportaje a Darío Domínguez Xodó, director musical asistente de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires

 

31 de Mayo de 2016

Escribe: Eduardo Balestena

 

 

Un organismo como la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires ha mostrado que es capaz de abordar una gran diversidad de estilos, a veces corresponden a obras de su repertorio y otras a obras nuevas, generalmente de importantes requerimientos técnicos; llevar a cabo ciclos sinfónicos integrales, como el reciente de Thaicovsky, actuar en el Teatro Colón –en conciertos sinfónicos y ballets, y en la Usina del Arte; presentarse con directores invitados y solistas, todos renombrados parece un desafío muy grande. Cabe la pregunta acerca de cómo es la actividad diaria de la orquesta y que aspectos implica el proceso de preparación de las obras.


Darío Domínguez Xodó es director titular de la Orquesta Municipal de Florencio Varela y asistente de la Filarmónica de Buenos Aires. Es violinista y director de orquesta, fue director asistente del Teatro Argentino de La Plata y actúa como invitado en ese y en diferentes escenarios. Nacido en Tandil, formado inicialmente en esa ciudad prosiguió sus estudios en Buenos Aires, Suiza y llevó a cabo numerosos cursos. Ha sido alumno de Symsia Bajour y Silvia Marcovici, entre otros. Fue seleccionado por Kurt Masur para un curso de dirección orquestal en Campos de Jordäo, Brasil y anteriormente, asistió a cursos dictados por Luis Gorelik en Chile, quien fue  luego su maestro en Buenos Aires, para proseguir sus estudios en Lucerna, Suiza e intervino como violinista en la Sinfonietta de París. Ganó el concurso del Teatro Argentino con La Consagración de la Primavera, de Stravinsky.
Poco antes del cuarto concierto de abono de la Filarmónica tuvo la deferencia de hacer un alto en su actividad y brindarme la oportunidad de hablar sobre estos aspectos y su trabajo en esos organismos.


EB: “Han sido seguramente días de mucha actividad, luego del concierto del Requiem Alemán de Brahms de hace unos días con La Orquesta Municipal de Florencio Varela y el Ensamble Lírico Orquestal, dirigido por Gustavo Codina, con solistas tan destacados como Paula Almenares y Luís Gaeta y Cecilia Layseca y Sebastian Angulegui, en los dos elencos.”


DDX: “No me quejo, me siento privilegiado de poder hacer lo que me gusta y llevar adelante una carrera que crece. No es la primera vez que hacemos el Requiem de Brahms, lo hicimos hace dos años; no es una obra que hubiera pensado hacer con la orquesta, pero llegó una propuesta y me pareció que era bueno aprovecharla; la orquesta estaba en condiciones de tocarlo”.


“Es muy demandante técnicamente, es una obra extensa y exigente en lo vocal. En su momento la habíamos hecho con el coro de la catedral de La Plata, hicimos cuatro funciones, dos acá en Buenos Aires, en San Ildefonso, en Palermo y en la Facultad de Derecho, otra en Florencio Varela y otra en la Catedral de La Plata. Para la orquesta fue importante porque significó la oportunidad de presentarse en el Auditorio de Belgrano. Originalmente me habían invitado a hacer la versión “Londres” para dos pianos, pero pensé en hacerla con la orquesta, que ya la había tocado. Fue un programa muy exigente porque dentro del programa estaban la Obertura para un Festival Académico y las Variaciones opus 56 a.”


EB: “Un programa extenso con obras difíciles, las variaciones tienen un grado de dificultad importante.”     


DDX: “Las variaciones son delicadísimas.


La idea era la de hacer un festival Brahms. Normalmente, cuando se hace el Requiem Alemán va solo. Para ese formato pensé mucho en qué obras deberían ir en la primera parte. Una opción fue la serenata de Brahms, una hermosa obra que no se escucha habitualmente. Finalmente, pensé en las variaciones porque el resto del programa ya estaba tocado. Me animé a hacerlo trazando un cronograma de ensayos muy preciso. Realmente se logró un buen resultado y fue un crecimiento también para la orquesta poder incorporar esa obra, pero fue una exigencia fuerte.


EB: “Como es la actividad habitual de preparación de la Filarmónica, que implica ser director asistente de un organismo de esa envergadura; cuál es su dinámica de ensayos”

 

DDX: “Supone una tarea de preparación de las obras que van a ser interpretadas y estar listo para poder dirigirlas ante cualquier eventualidad. La tarea del director asistente es la de colaborar con la orquesta y los directores, el titular y los invitados en la preparación de los repertorios, desde la revisión de los materiales hasta la realización de los ensayos de preparación o la dirección de conciertos y funciones.


La Filarmónica ensaya el programa a hacer desde el viernes de la semana anterior y si se trata de obras nuevas, como el concierto para oboe de Zimmerman que hizo Néstor Garrote hace poco, que me tocó preparar, una obra muy difícil y compleja, hay que hacer un cronograma de ensayos muy riguroso. La hizo el maestro Zhang Guoyong, un director muy preciso. Pero la orquesta tiene un nivel en que, aunque su repertorio sea muy amplio, puede hacer cualquiera de estas obras con pocos ensayos. La sinfonía de Bruckner la preparó directamente el maestro Diemecke, esta vez me limité a escuchar y transmitirle mis impresiones sobre cómo sonaban distintas secciones, pero otros conciertos, como el ciclo de las sinfonías de Tchaicovsky, lo preparé yo. Hay que estudiar al detalle las obras y si se tiene una postura hay que pensarla y fundamentarla muy bien porque son músicos muy expertos y  experimentados.


EB: “La cuarta sinfonía de Bruckner, que hace hoy la orquesta importa, por su lenguaje y sus requerimientos, esos acordes de timbres afines a la vez desplegados, un trabajo de mucho detalle dinámico y tímbrico. De algún modo toma aspectos del lenguaje de Schubert, de tomar un motivo y reiterarlo, por ejemplo, y luego abordar otro motivo, pero que lo hace desde una búsqueda propia”.


DDX: “Si uno piensa que Bruckner escribía desde el órgano, y pensando en el órgano, siente que la orquesta de Bruckner suena como algo parecido a eso. Me hago a la imagen en que hay momentos en que parece que hay pausas que son naturales porque imaginamos que levantó las manos de los teclados, cambió de llaves y siguió tocando. Suena así, yo creo que esos acordes instrumentales, con sus cambios de colores, son parte, como en muchos compositores, de una búsqueda propia, con las características propias de ese ámbito que es el contexto en el que el compositor escribe, y como continuación natural de una evolución musical. De pronto Bruckner toma un camino, Mahler toma otro, similares pero propios cada uno, diferentes pero que tiene que ver con eso, como decís, estirar  una misma idea o de devenirla.


EB: “Más que enunciaciones de motivos que se suceden es un tejido de motivos que se transforman”


DDX: “Exacto, son las mimas ideas que aparecen, en diferentes movimientos y en el final, donde aparece el material de prácticamente todos los movimientos. Lo sentí al escucharlo hoy en el ensayo general y por todos los aspectos que vinimos hablando con el maestro Diemecke, siendo que mi audición ha estado muy ligada a lo que hemos venido trabajando, es verdaderamente en el final donde se aprecia la continuidad de la obra y te hace sentir que es verdaderamente necesario que así sea, pensamos por qué no se puede aplaudir entre movimientos, porque hay esa necesidad de seguir, la obra sigue. En la extensión de la estructura, llega un punto en el que hace falta, porque ya no da para más el desarrollo de esa idea, y hace falta que aparezca otra o combinar. Bruckner va por ese lado; Mahler va por otro camino. Bruckner hace directamente un corte. Va avanzando en el desarrollo del lenguaje pero con un sello propio. Lo que distingue al gran compositor es haber encontrado su identidad”


EB: “Llama la atención que siendo un ferviente wagneriano su lenguaje no use de la melodía infinita, como lo hace Richard Strauss en la Sinfonía Alpina, por ejemplo”.


DDX. “En ese sentido es un tratamiento de la forma más tradicional. De hecho, hacía muchos cambios. Es un tema muy delicado de  ver qué versión se va a hacer, y de la revisión del material”.


EB: “Qué versión es la que se hará hoy”


DDX: “Esta es la segunda versión de 1878, junto con la de 1881 son creo las dos más escuchadas. Es complejo el asunto de las versiones con Bruckner, porque no sólo hay las modificaciones que él fue haciendo sino las modificaciones que otros directores o editores hicieron y a veces te encontrás con que los materiales no coinciden.  Nosotros tuvimos en el trabajo previo de revisión del material; puede figurar el mismo pasaje, orquestado distinto o el mismo pasaje en otra tonalidad; una sección que en una versión está y en la otra no  y eso es delicado y ocurre aun con esta que es la más tocada.


También hay un trabajo de improvisación del cual partía. En la estructura no parece haber nada improvisado. Creo que puede haber un principio pero con un trabajo de elaboración posterior y de revisión permanente. Hay muchas dudas de él de poner o dejar determinados elementos. Pero finalmente uno se encuentra con esa música sublime.
Es parte de la actividad de la Filarmónica, que tocó la semana pasada en la Usina del arte con Ralph Votapek el tercer concierto de Prokofiev. La semana que viene tenemos un nuevo concierto de abono con un repertorio de autores ingleses. Son ciclos diferentes la que la Filarmónica hace en la Usina. La Orquesta Estable también tiene su ciclo en la Usina pero en estos ciclos las dos hacen un repertorio distinto al del Teatro Colón. En la ópera hay un regisseur que ubica a los cantantes para que puedan oírse y ser oídos. En el ballet hay que tomar como referencia a movimientos en un escenario donde no se está haciendo música.


Ha sido mus positivo para la Orquesta Estable hacer un distinto repertorio. La Travesuras de Till, por ejemplo fue una obra que generó gran entusiasmo. Se notaba el manejo que habían adquirido de esa obra que no era de repertorio habitual para ellos, lo que habla del profesionalismo con el que la trabajaron.


EB: “La Orquesta Estable está haciendo Fidelio, en este momento, con el maestro Rettig, que hizo el año pasado La Consagración de la Primavera con la Orquesta Sinfónica Nacional, obra con la cual rendiste el concurso en el Teatro Argentino, en su momento”.


DDX: “Justamente me encontré con el maestro Rettig en el ensayo de esta mañana, un excelente director. La consagración es una obra de extrema exactitud. No es tanto la dificultad individual sino la dificultad de ensamblar todas las partes. Para eso hace falta una conducción impecable porque si no es imposible. En otros músicos, como Mahler, las cuestiones son otras, en Mahler hay una independencia de cada una de las partes donde un instrumento tiene forte otro tiene piano, donde uno tiene crescendo otro tiene diminuendo y la complejidad es enorme, en la consagración la complejidad no esa sino otra,  en Stravinsky las partes son quizás más difíciles en otras obras, como El Pájaro de fuego. Petruscka vamos a tener este año, en uno de los conciertos extraordinarios, con Luis Gorelik.

 


La conversación con Darío Dominguez Xodó siempre es amable e intensa y, tratándose del arte de hacer música, de la práctica cotidiana de ese arte, el tiempo siempre es poco.


Salimos de Petit Colón muy poco antes de comenzar el concierto y aun hablamos del papel de la música en la sociedad y la cultura, en las aptitudes y la entrega que requiere su aprendizaje y su ejercicio en una charla que seguía hacia otras experiencias y direcciones no menos ricas, pero el tiempo era limitado y ahora venía el momento de disfrutar el concierto y experimentar el fruto de un trabajo tan cotidiano y profundo.